Son cien días de estar despachando en la Presidencia de la República y aunque el jefe de la nación haya salido a decir en un pomposo acto público en Palacio Nacional que está cumpliendo lo que ofreció al pueblo, es absolutamente necesario hacer notar que no se trata de resultados inmediatos.
Lo que salió a decir el señor Presidente de la República, es mostrar las armas que trae su gobierno y dejar el mensaje que seguirá por el mismo rumbo de acabar con la impunidad que tanto agrede a la población.
Solo es cuestión de reflexionar que el Jefe del Ejecutivo Federal mostró el brazo con lo ocurrido a la profesora Elba Esther Gordillo Morales, justo dos semanas antes de cumplir los cien días de mandato constitucional y días más tarde aprovechó otro acto público para advertir que nadie estará por encima de la ley.
Definitivamente que eso le fue muy aplaudido, pero no representan fuentes de trabajo, no ha desaparecido la inseguridad, el transporte público, por lo menos en la ciudad de México, está invadido de limosneros ancianos y jóvenes que prefieren vender mercancía en lugar de buscar trabajo estable para ganar miserables 60 pesos por ocho horas de trabajo.
Si usted, señor Presidente, llega a su primer informe de gobierno, que será el próximo primero de septiembre, con escenarios claros y contundentes de que esos fenómenos están amainando, tenga por seguro que los aplausos se traducirán en reconocimientos más sinceros y extendidos a lo largo y ancho del país.
Pero si por el contrario, llega con la carga del desempleo, carestía, violencia y leyes de sacudimiento social como el Impuesto al Valor Agregado, IVA, a medicinas y alimentos, tenga por seguro que el pueblo le dirá, por doquier donde se presente, que la figura presidencial es más de lo mismo.
Y también desde aquí se lo estaremos reconociendo o reclamando.