Por Magi
Si no eres Carlos Fuentes ni Gabriel García Márquez para escribir una gran novela, no importa, eso no te limita para que las leas y mucho menos te impide leer a estos dos grandes escritores, a pesar del precio de sus obras, pues para ello solo necesitas visitar el centro de la Ciudad de México, para adquirir una a un precio accesible a tu economía.
Y no solo eso, pues en la calle de Donceles conseguirás todos los títulos de todo tipo en los locales de libros usados, millares y millares de libros de todas las épocas y procedencia a lo largo de esta calle, desde la calle de Allende a la de Argentina, donde se ubica el Templo Mayor, espacio para meditar y reflexionar entre cientos de tomos de ideas y enseñanzas para el espíritu y el alma.
Librerías en las que podrás pasar horas y horas viendo tantos títulos como la imaginación te lo permita, para complacer tu gusto a la lectura y de aventura, teniendo un amplio panorama para comprar el libro indicado para tu gusto, máquinas del tiempo que te transportarán a mundos desconocidos ayudados por el poder de la lectura.
Y si no lo crees, tan solo visita cualquiera de estas librerías de Donceles y abre un libro, no lo pienses más, empieza a leer las más increíbles aventuras, las más grandes novelas y platícanos las historias leídas en esos viejos libros, en esas memorias del mundo, los cuales están acomodados por temas del piso al techo en libreros y anaqueles de cada uno de los locales, aromatizados con el hedor de las páginas y páginas de los tomos almacenados.
Ahí mismo, sobre la calle de Donceles, casi esquina con Brasil, rumbo a Argentina, hay una cafetería en donde aún tostan el café de grano, el aroma es excitante al olfato e inconfundible, es el Café Río, éste se localiza más por el aroma que por su nombre o número de la calle, al llegar a la entrada se ve de inmediato el tostador de donde surge todo ese aroma tan excitante al gusto.
Y es precisamente este sitio el cual nos da la oportunidad de empezar a hojear e iniciar la lectura del viejo libro comprado, degustando una tasa de café aromático recién tostado y preparado, ya sea negro o con leche, acompañado con una dona o un pan de dulce en sus mesas redondas muy pequeñitas, en donde sus propietarias, dos mujeres de edad ya avanzada, madre e hija, atienden personalmente a los clientes.
Ya entrado en el tema de la lectura, hay otro lugar igual de interesante como las librerías; esta es la Secretaría de Educación Pública (SEP), a la cual se llega por la calle de Brasil, accediendo a la plaza de Santo Domingo, que desde su fuente de Josefa Ortiz de Domínguez o las bancas de la misma, se puede mirar el edificio sede de la SEP en todo su esplendor, el cual nos cuenta parte de la historia de la ciudad por medio de su arquitectura, resaltado por esos enormes portones que a mi me impresionan mucho cada que visito la SEP.
Pero si la intención no es solo contemplar la fachada de la SEP, se puede acceder al interior de este magnifico edificio, en donde se pueden apreciar los murales de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Federico Canessi y Roberto Montenegro, entre otros, quienes plasmaron su obra en los muros, techos de pasillos, escaleras, oficinas y bóvedas del edificio.
Murales los cuales considero bibliotecas, por estar dedicados a la historia de México a través de los siglos, que por su importancia debes visitar cuando viajes a la Ciudad de México si eres del interior de la república, y si eres chilango, es un sitio obligado para ti y tu familia, como parte de la enseñanza de tus hijos y como dato cultural para tu formación como persona.
Sitios por más atractivos para quienes gustamos de turistear por lugares relacionados a la cultura, a la historia y la imaginación, en donde se puede pensar, analizar y discernir el devenir de la humanidad, del mundo y de nuestro país, tomando como base el conocimiento humano plasmado en los libros de todas las épocas y tiempos, puestos a la venta en Donceles.
Así como la grandeza de nuestro país a través del tiempo, en el edificio sede de la SEP y sus murales, claro reflejo de nuestro pasado, presente y futuro, el cual fue construido encima de las ruinas de México Tenochtitlan.
No pierdas la oportunidad de conocer esta parte de la Ciudad de México, no te conformes con lo que te cuenten, conócela a fondo levantando la vista a lo alto de sus edificios, escudriñando cada rincón de ella… Apropiándote de ella, haciéndola tuya de día y de noche…
Desde el Ombligo de la