Después de 14 años, el proyecto “Radiografía de la Pirámide del Sol” dará a conocer a finales de este 2014 el análisis de 4.5 millones de datos que se almacenaron durante tres años para explorar las entrañas de este monumento, reveló en entrevista Arturo Menchaca Rocha, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Por lo pronto, con la primera interpretación en la que se consideró el 60% de la información, se encontró algo que no se buscaba y que a juicio de Menchaca podría servir al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): “Encontramos que la parte sur está más seca y que la parte norte está húmeda”.

Durante la charla titulada “Estudio Interdisciplinario del pasado de Teotihucan” el científico explicó que esto pone en riesgo de colapso a la pirámide. Menchaca se refirió a los trabajos al interior de esa edificación que se realizan con el uso de un detector de muones (partículas elementales masivas con carga eléctrica negativa).

Esto no significa que la pirámide se vaya a caer mañana, señaló el investigador, “es el mismo fenómeno que ocurre en el subsuelo de la ciudad de México: se va perdiendo la humedad y automáticamente se va hundiendo”.

El ex director del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), compartió esta charla con la doctora Linda Manzanilla, integrante de El Colegio Nacional y también de la AMC.

En su exposición, el físico explicó que este monumento tiene condiciones de resequedad: “La pirámide tiene un millón de metros cúbicos, y en este experimento vemos sobre la parte central un 30% del volumen total, y de ese porcentaje hay un 30% que presenta falta de humedad”, añadió el investigador.

Por ahora, el experimento está siendo desmantelado y ya se realizó una solicitud al INAH para llevar el equipo a otras pirámides donde se sospecha pudiera haber tumbas, informó.

Durante su participación, la arqueóloga Linda Manzanilla casi descartó la posibilidad de que los gobernantes de Teotihuacan pudieran estar enterrados en la pirámide del Sol, pero a partir de estos estudios se han generado otras hipótesis: la primera plantea que fueron sepultados debajo de las casas en las que vivían, y la segunda indica que los restos podrían estar debajo de los complejos palaciegos donde se congregaban los teotihuacanos para tomar decisiones.