Interesado con la misma intensidad en fenómenos cósmicos como los plasmas astrofísicos, que en temas ambientales como el cambio climático y las acciones civiles que podemos impulsar para detener el daño humano al planeta, Luc Binette (Quebec, Canadá, 1951), del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, llevó a cabo una iniciativa para financiar, con su propio sueldo, una beca de tres años que beneficiará a un joven investigador posdoctoral.
Con su donativo se abrió un concurso internacional y tras un proceso de selección, en el que participaron unos 25 candidatos, un comité independiente decidió otorgar el apoyo, a partir de septiembre y hasta el 30 de agosto de 2016, a Nissim Illich Fraija Cabrera, físico colombiano que cursó su doctorado en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de esta casa de estudios y que realizará en el IA un trabajo académico independiente al de su benefactor.
Para darle transparencia, formalidad y rigor a la Beca Luc Binette, el canadiense con nacionalidad australiana y mexicana, decidió otorgar su donativo a través de la Fundación UNAM y propuso que la selección del becario estuviera a cargo de un comité científico, del que no formó parte.
Deuda con México
Colmado de intereses humanistas, de un afán de conectarse con personas con diversas formas de pensar para reflexionar sobre la condición actual de la civilización humana, Binette ha sido un viajero que ha nutrido su sólida formación académica con inmersiones a culturas e idiomas distintos y con empleos como investigador asociado e invitado en varias partes del mundo.
Tras estudiar la licenciatura y maestría en física en la Universidad Laval de Quebec y el doctorado en astrofísica en la Universidad Nacional de Australia, en Canberra, inició un periplo laboral que lo ha llevado a trabajar en instituciones astronómicas de Canadá, Venezuela, Francia, Alemania, Estados Unidos, Brasil, Chile y México.
“Mi motivación para otorgar esta subvención es retribuir en algo mi deuda con México, país que me dio la oportunidad de realizar mis sueños de investigación. Llevo 15 años aquí, la UNAM me ofreció una plaza estable de investigador en el Instituto de Astronomía, un lugar maravilloso”, afirmó.
Otra causa, ahondó, es poder dividir su tiempo para dedicarse al activismo y la difusión de la problemática del cambio climático, que le preocupa profundamente.
“Como satisfago mi plan de trabajo de una manera no tan adecuada, para cumplir con mis obligaciones científicas pensé que el tiempo que le quitaba a mi investigación en astronomía por dedicarme al activismo lo podría ocupar otro científico, uno joven que realizara su propio trabajo, independiente al mío”, explicó.
Tras establecer la Beca Luc Binette, el astrónomo vive con menos dinero, pero con mayor libertad, satisfacción y tranquilidad de conciencia.
Un mensaje galáctico
Al universitario le interesa contribuir a modificar la situación actual del cambio climático.
“Como investigador de tiempo completo en Astronomía sentí que debía dedicar tiempo a ese tema, primero con el estudio de la física del calentamiento global antropogénico, y luego, con pláticas, lo que hice en el círculo científico. Pero me di cuenta que debo llegar a otros que no están informados o sensibilizados sobre ello”, indicó.
Así se ha acercado a grupos de la sociedad civil, como la Asociación Nacional de Afectados Ambientales y al colectivo Alto al Ecocidio, del que es colaborador. También es integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, a la que pertenecen varios investigadores de la UNAM y de otras instituciones.
“Como activista ambiental he conocido los problemas reales y como científico siento que no puedo guardar silencio. Por ello, ideo la realización de un cortometraje, que invite a la reflexión”, comentó.
Su narración, adelantó, girará en torno a una mujer que desarrolla un mensaje galáctico que pueda ser conocido en otros planetas.
Tendrá una parte para difundir el lenguaje y nuestras formas de comunicación, y otra, para explicar cómo lidiamos en la Tierra con el cambio climático. “Si existen programas científicos como el SETI de Estados Unidos y colegas que desde la astrobiología buscan condiciones de vida en otros planetas, ¿no sería importante enviar un mensaje por si alguien puede captarlo y establecer comunicación con nosotros?”, cuestionó.
El becario
Por su parte, Fraija Cabrera, quien resultó beneficiado con la beca tras un proceso de selección en el que participaron unos 25 candidatos, dijo sentirse cómodo y agradecido.
El joven físico e ingeniero electrónico nativo de Colombia y proveniente de una familia de origen libanés, completó su posgrado con una maestría en física en la Universidad Nacional de su país y un doctorado en el ICN de la UNAM, bajo la asesoría del investigador Sarira Sahu.
“Apenas me he reunido una vez con Luc Binette, lo conocí hace unos meses. Me parece una persona que ama la ciencia, de trato muy sencillo, es alguien que quiere dejar huella y contribuir”, opinó.
Con tres años de investigador posdoctoral por delante, planea dedicar 80 por ciento de su tiempo a generar conocimiento original en el área de explosiones de rayos gamma y núcleos activos de galaxias y el 20 por ciento restante lo ocupará como colaborador del proyecto HAWC, un detector de rayos gamma en el que ya participa con Magdalena González, también del IA.