Señor editor de contenidos de Grilla en el Poder, Elías Benicio, solicito de la manera más atenta, de no haber inconveniente, se difunda la presente reseña en su medio que tanta aceptación ha tenido, precisamente por atender la problemática social que prevalece en el país.
El 17 de mayo del 2010 mi madre sufrió un accidente automovilístico y fue llevada al hospital de urgencias Magdalena de la Salinas, del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde se cometieron actos que acreditan, de forma flagrante, la negligencia médica de parte del personal, médico y administrativo, que la recibió en dicho nosocomio.
Fue un trato verdaderamente inhumano el que le dieron a mi señora madre, pues a pesar de la gravedad con que resultó del accidente, la abandonaron en un pasillo del hospital y así murió.
Casos como el que doy a conocer ocurren cotidianamente en esa institución médica, que debiera ser la más noble que se haya creado en el país para la atención de los trabajadores y sus familias.
Por ello, por este este conducto me permito manifestar ante todo el pueblo mi inconformidad, decepción y gran preocupación, porque sumado a ese criminal ejercicio médico administrativo, un perito de la Procuraduría General de la República emitió un dictamen con abierta intención de proteger al personal involucrado del IMSS involucrado.
Esto a pesar de que acredité, con pruebas documentales, las irregularidades que detecté durante la atención que se proporcionó a mi madre.
Mi inconformidad, porque ese perito no tomó en cuenta, ni mucho menos valoró, lo que declararon los médicos y personal paramédico que intervinieron para atender a mi madre, pero cuando ya se encontraba moribunda dentro de la institución, donde fue atendida hasta que yo lo exigí.
Los documentos oficiales del propio IMSS acreditan que mi señora madre requería de atención inmediata y urgente desde el momento en que ingresó a urgencias, pero nadie se la proporcionó y cuando ya la encontré, ya estaba muerta, aunque luego hicieron pantomimas médicas para intentar borrar negligencias.
Fue hasta que yo solicité que se le atendiera, cuando fue trasladada al área correspondiente para entonces intubarla, canalizarla, y darle RCP debido a que ya estaba en paro cardiorrespiratorio.
Los médicos que intervinieron en este lacerante episodio que me trastornó por no saber cómo dar la mala noticia a mis ocho hermanos y hermanas, dicen en sus declaraciones ministeriales que mi mamá estaba con una valoración neurológica en escala de Glasgow, con calificación de 3 y que hicieron médicamente lo posible para evitar que llegara a calificación de 10.
Aún después un año sigo soñando que vi a mi mamá agonizando, en una camilla, en un pasillo de un hospital, rodeada de muchos profesionales, pero sin ética y sentido humano para atenderla con DIGNIDAD Y RESPETO, como merece cualquier ser humano.
Mi decepción porque en un sistema médico que atiende a más del 60 por ciento de la población de nuestro país, con la más alta plantilla de personal médico y paramédico, encuentren quien oculte sus faltas y justifique sus irregularidades a costa del dolor de otros.
Sé también que las lesiones de mi mamá eran dolorosas, incapacitantes y probablemente mortales, a la mejor a corto plazo, pero no le dieron la oportunidad de morir con su familia y con el apoyo moral y espiritual que ella hubiese deseado, por eso no me consuela cuando recuerdo que cuando llegué estaba en el pasillo, en la camilla, sin ninguna atención y ni compañía.
¿Como se puede manejar eso?
¿Qué tengo que hacer para no tener la certeza de que mi madre no recibió la atención inmediata, eficaz y digna que merecía?
Mi gran preocupación es porque me percato qué tipo de profesionales nos atienden.
¿Dónde están las autoridades médicas cuando cosas como esta ocurren en los hospitales?
¿Qué calidad Humana tienen?
¿Dónde queda la ética profesional, el juramento de Hipócrates, la decencia, la honorabilidad por luchar hasta el fin por preservar la vida?, principios que todo personal en el área de la salud debe presumir.
Agrego mi indignación por nuestro sistema médico, a ti médico, enfermera, funcionario administrativo que participaste el día que se fue mi mamá, no tengo nada que agradecerte.
Además quiero dejar en claro que lo único que pido es JUSTICIA, que se revise lo que hacen los “profesionales de la salud en las instituciones”.
Porque puede llegar a sus manos OTRA MADRE que, ruego a Dios no sea la de todos los que leamos el presente.
Atentamente
Hijo de la señora Elvira