La desinformación y la presencia de perros y gatos en estado de abandono son factores determinantes asociados a la larva migrans cutánea causada por uncinarias (LMC), una de las dermatozoonosis más frecuentes, endémica en México, y un problema de salud emergente.
La infección afecta a la piel humana en el momento que una o varias larvas filariformes de nematodos, principalmente Ancylostoma caninum y Ancylostoma braziliense (parásito de perros, el primero, y el segundo de éstos y gatos) se introducen por la piel sana, sin lesiones, y se desplazan en las capas de la misma, explicó Teresa Uribarren Berrueta, parasitóloga de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Los caninos (y con menor frecuencia los felinos) infectados eliminan con la materia fecal unos 20 mil huevos al día. En zonas tropicales y subtropicales, donde existen temperaturas mayores a los 25 grados Celsius, humedad y suelos arenosos, arcillosos y sombreados, los huevos eclosionan después de 48 horas y producen larv infeccios, tanto para los cánidos como para los humanos, que son hospederos accidentales.
“Aunque en México no existen cifras de este padecimiento, en la mayor parte de los casos publicados la parasitosis se adquirió en las playas. Se considera que afecta principalmente a turistas en estos lugares, y a niños que juegan tanto junto al mar, como en parques y jardines”, detalló la experta, adscrita al Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM.
Ruta subcutánea
“Al introducirse en la piel, sobre todo por pies, manos y glúteos, sin necesidad de una lesión previa, las larvas causan la sensación de un piquete en el sitio de entrada, con la aparición de una pápula uno o varios días después, con intensa comezón, y posteriormente trayectos rojizos levantados y sinuosos, por donde se desplazan y avanzan unos cuantos milímetros por día”, detalló Uribarren.
Desconocida por el público, e incluso por muchos médicos, la migrans cutánea con frecuencia se confunde con una infección micótica o bacteriana y, por ello, su tratamiento no es el adecuado.
El cuadro habitualmente se resuelve en unas semanas, pues entre 20 y 80 por ciento de las larvas muere en el transcurso de dos a ocho semanas, debido a que son parásitos intestinales de perros y gatos, no del ser humano. “Sin embargo, existen reportes de pacientes, cuyas manifestaciones se han mantenido a lo largo de varios meses, e incluso por años, en casos excepcionales”, indicó.
La LMC puede presentarse como una foliculitis papular eosinofílica, si una gran cantidad de larvas penetra los folículos pilosos, pero esa condición no incluye trayectos en piel. Las complicaciones más frecuentes son la infección bacteriana secundaria, dermatitis de contacto, causada generalmente por la automedicación con remedios tópicos, que incluyen, entre otros, poner chile, alcohol o cremas diversas en la lesión.
En Australia y Estados Unidos se han detectado enteritis eosinofílicas, cuadros severos, posiblemente debidos a una infección oral.
Información y diagnóstico oportuno
La información sobre este síndrome y el diagnóstico oportuno son muy importantes para su detección y tratamiento adecuado.
Ante el desconocimiento de este síndrome, con frecuencia se recetan fármacos contra bacterias u hongos, que no resuelven el problema, pues se requiere un tratamiento preciso, basado fundamentalmente en los antiparasitarios (Ivermectina o Albendazol).
“Como no causa la muerte y ocurre principalmente en países en vías de desarrollo, es un padecimiento casi ignorado, pero es importante conocerlo y tratarlo, así como atender la falta de cultura sobre la atención apropiada de los animales de compañía, pues existen millones de perros y gatos abandonados en el país, y otro gran porcentaje alimentado inadecuadamente y sin desparasitación regular”.
El control de esta parasitosis y otras enfermedades zoonóticas depende de información sobre el cuidado responsable de los animales de compañía, y la toma de medidas apropiadas para su prevención por parte de los profesionales de la salud”, finalizó Uribarren.