¿Por qué no recuperar el placer de besarnos? Son muchas las parejas que no incluyen el beso profundo, de lengua, en sus juegos eróticos. La boca, importante zona erógena, posee una conformación anatómica tal que permite toda una serie de movimientos capaces de despertar una amplia variedad de sensaciones en el otro.

El beso suave, la caricia de los labios, apretar, succionar, lamer, y realizar con la lengua diferentes tipos de contactos, eleva sensaciones y fortifica el deseo.

Afloran las sensaciones mutuas desatadas por el beso suave, por la caricia de los labios y la húmeda caricia de la lengua

El beso se enriquece con la succión y el mordisqueo. Motiva el erotismo de lo que humedece como la saliva con su textura, su gusto y su olor.

El beso se acompaña con los olores de nuestro compañero y siente el calor del aliento recorriéndonos el cuerpo, ese olor que es peculiar de esa persona.

Por qué no seguir las enseñanzas del Kamasutra y, tomando vino en la boca, dárselo en los labios a la persona amada.

Todos estos “afrodisíacos”, utilizados de modo variado y agregándoles todas las particularidades creativas de las que los seres humanos somos capaces, recrea esa magia necesaria para revitalizar nuestro vínculo.