Mientras el pasado viernes 15 de febrero se esperaba el paso del asteroide 2012DA14 muy cerca de la Tierra, ocurrió un fenómeno inesperado. Horas antes, otro asteroide penetró la atmósfera de nuestro planeta y provocó una onda de choque que causó daños en las poblaciones de los Montes Urales en Rusia, con saldo de casi un millar de heridos.
En entrevistas realizadas por diversos medios de comunicación en nuestro país, el doctor José Franco, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, explicó la naturaleza de ambos fenómenos. La primera precisión que realizó el astrofísico, es que se trató de fenómenos totalmente independientes.
“Es una casualidad que se den en el mismo día, vienen de trayectorias totalmente diferentes”, explicó.
El doctor José Franco, había comentado en los días previos que si bien la distancia a la que pasaría el asteroide 2012DA14 era bastante pequeña en términos astronómicos, en absoluto era peligroso para el planeta: “Va a pasar muy cerca de la Tierra, pero no la va a tocar y no va a generar ningún tipo de problema”, había dicho ante reporteros de estaciones radiofónicas. Franco había señalado también que se tenía bastante bien calculada su trayectoria, e iba a pasar arriba de la región de las islas de Sumatra, tal y como ocurrió.
El meteorito de Chelyabinsk
Sin embargo, el otro asteroide que cayó en el área de Chelyabinsk, Rusia, corresponde a uno de dimensiones bastante menores a las de 2012DA14: “El que golpeó a los Montes Urales, viene de otro lado y no teníamos conocimiento de él”.
Franco explicó las dificultades para la detección de este tipo de objetos: “Se trata de un asteroide bastante pequeño, que no pudo haber sido detectado con anterioridad. Estos objetos reflejan la luz del Sol, y esa luz reflejada es la que permite observarlo y, mientras más pequeños son, menos luz reflejan y son más difíciles de detectar”.
Sobre lo que ocurrió en Chelyabinsk, Franco explicó que “la velocidad a la cual se mueven los objetos fuera de la atmósfera son muy altas -de miles y a veces de decenas o centenas de miles de kilómetros por hora. Cuando penetran a la atmósfera ocurre un ‘golpe’.
“En el momento que ingresa el asteroide a la atmósfera se produce la fricción en contra del medio y se empieza a calentar. El calentamiento es tan alto que los materiales volátiles se vuelven incandescentes y esto hace que se vean luminosos, como en el caso de lo que llaman una estrella fugaz, que no es más que una roca penetrando a la atmósfera, que puede verse en la noche. Las estrellas fugaces son piedras, son asteroides pequeñitos que penetran a la atmósfera, se calientan por la fricción que sufren al penetrar a la atmósfera y se vuelven incandescentes y por eso lucen brillantes”.
La onda de choque
“Este fenómeno es exactamente el mismo, la única diferencia es que el meteorito en el caso de los Montes Urales era de dimensiones más grandes respecto a las estrellas fugaces, “tenía una luminosidad obviamente muchísimo mayor y como se va consumiendo, se va evaporando, va disminuyendo de tamaño cuando llega a la Tierra termina golpeando y cuando golpea genera una explosión”.
La razón por la cual hay tantas personas lastimadas agregó, “es porque el evento explosivo genera una onda de choque, como las que produce un avión supersónico al pasar la barrera del sonido. De hecho, hay que recordar que desde hace varios años a los aviones que vuelan a velocidades supersónicas, no se les permite volar cerca de ciudades, justamente por el estruendo que causaban y porque podrían romper vidrios”.
“Esto fue lo que pasó, el meteorito se fragmentó en varios pedazos que se distribuyeron en un área bastante grande y el estruendo que generaron rompió vidrios y esto fue lo que causó los heridos en diferentes zonas. Los cerca de 950 lesionados son básicamente heridos por vidrios que fueron rotos”.
Retrato hablado
Por su parte la NASA confirmó lo anterior e informó que el tamaño estimado del objeto que causo daños en Chelyabinsk antes de su contacto con la atmósfera terrestre era de entre 15 y 17 metros. La masa se incrementó de 7 a 10 mil toneladas. También se estimó que la energía liberada durante el evento se incrementó de 30 a cerca de 500 kilotones.
Estas estimaciones son el resultado de nuevos datos obtenidos por cinco estaciones distribuidas en distintos puntos de nuestro planeta. Los datos indican que el evento, desde su entrada a la atmósfera hasta su desintegración tuvo una duración de 32.5 segundos.