Un muro de contención, cuatro adoratorios, una estructura circular y pisos estucados de casi 1,000 años de antigüedad fueron encontrados recientemente por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el sito prehispánico de Tabuco, en Veracruz, cuya importancia deriva en que podría tratarse del antecedente prehispánico del puerto de Tuxpan.
De acuerdo con María Eugenia Maldonado Vite, responsable del salvamento arqueológico, estos vestigios posiblemente corresponden a un antiguo atracadero o muelle donde se controlaban las mercancías y el tráfico marítimo de dicho caudal. De confirmar lo anterior sería el primero localizado en la Costa del Golfo.
“Estas evidencias cambian la percepción que se tenía de este asentamiento, ya que anteriormente era conocido únicamente como un área ceremonial, incluso el toponímico que refiere a Tabuco en los Lienzos de Tuxpan consiste en un adoratorio con techumbre cónica a la usanza huasteca”, señaló la arqueóloga.
Tabuco se ubica en el margen sur del río Tuxpan —en la cuenca baja—, 5 km antes de llegar a la playa. Se localiza sobre una franja angosta de tierra firme, la única que existe en la zona, al norte colinda con dicho río y al sur con los manglares de Tumilco.
Este sitio huasteco fue explorado en los años 40 por Gordon Ekholm, quien hizo algunos sondeos y determinó que su ocupación fue entre los periodos Protoclásico (100 a.C. al 250 d.C.) y el Posclásico Temprano (900-1200 d.C.). Actualmente se conserva el centro cívico ceremonial monumental o Conjunto C, en el extremo este de una plataforma artificial (550 m de largo y 170 de ancho) sobre la que se emplazaron los edificios principales, además de un montículo aislado al oeste. Ambos polígonos están protegidos.
“La exploración en este sitio forma parte del Proyecto Arqueológico Sur de la Huasteca Veracruzana, cuyo objetivo es conocer el sistema de organización política en esta zona de frontera, ya que el río Tuxpan se considera la división étnica entre los huastecos y los totonacos, por ello la importancia de su investigación.
“El salvamento arqueológico en Tabuco arrancó en octubre de 2012, con el fin de liberar un predio en la zona más baja del área (que colindaba antiguamente con una laguna) que no presentaba edificios arqueológicos en la superficie, sin embargo, durante los sondeos se hallaron algunas estructuras que actualmente se están liberando y serán protegidas”, señaló la especialista del INAH Veracruz.
Lo primero que salió a la luz en el área de excavación —cuya dimensión es de 60 m de largo por 40 de ancho— fue un gran vertedero de fragmentos cerámicos, restos de animales, desechos de obsidiana y grandes cantidades de concha de ostión.
En la sección noreste se encontró un muro con banqueta adosada, estucado y construido a base de grandes lajas de conglomerados de concha molida. Al parecer se trata del muro de contención de la gran plataforma, constructivamente es importante porque los materiales fueron tomados del medio donde se desarrollaron los habitantes de esta urbe.
El muro (de 60 cm de alto y 60 cm de grosor aproximadamente) se halló en una orilla del predio; alcanza una longitud de 15 metros, sin embargo, continúa prolongándose en el subsuelo. El terreno tiene un declive, en la parte más alta está a 40 cm de la superficie y en la más baja a 15 cm de profundidad.
De manera paralela a la muralla, dijo, se hallaron tres adoratorios circulares con el mismo sistema constructivo —de 3 m de diámetro— alojados en lo que pudo ser uno de los accesos al centro ceremonial desde la laguna. Contiguo a estas estructuras se descubrieron cuatro osamentas prehispánicas y un cráneo de una época posterior.
En la porción oeste de la excavación se encontró una estructura circular de 15 metros de diámetro y 60 cm de altura, posiblemente tuvo una función habitacional (de élite) porque se halló un fogón en la parte superior. También se observa una escalinata y en la parte sur una rampa que conduce a un piso estucado, que por su ubicación puede corresponder a un atracadero o muelle prehispánico.
“En este piso se halló un adoratorio circular más pequeño (de casi 3 m de diámetro), posiblemente sea una zona de control de mercancía porque en el piso hay huellas de paredes de cuartos que quizá en tiempos prehispánicos funcionaron como bodegas.
“Lo anterior contribuye a pensar que este centro ceremonial tuvo la función de controlar el tráfico marítimo y lo que se producía en la zona del río y los manglares. Incluso, algunos estudiosos lo han manejado como un puerto importante, cuyo mercado era tan fuerte que la Triple Alianza hizo muchos esfuerzos para sujetarlo como provincia tributaria, ya que tenía una importante producción de algodón, recurso que no se podía sembrar en el Altiplano”, señaló Maldonado Vite.
Además, encima de los pisos se ve una capa de materia orgánica, huella de una antigua inundación, motivo por el cual posiblemente se abandonó la zona baja y adaptaron los espacios del muelle. Se puso un relleno general que cubrió por completo este atracadero y lo único que quedó fue la estructura circular, el muro y los tres adoratorios pequeños.
También, en el área se hallaron 50 entierros de mujeres, hombres e infantes, unos colocados de modo extendido y otros flexionado; aún falta realizar los análisis pertinentes para determinar filiaciones culturales y causas de muerte, entre otros.
Dichas osamentas se encontraron en diferentes niveles de la superficie (desde los 10 cm hasta 1 m de profundidad). Este conjunto da cuenta que en la última fase de ocupación esta zona sirvió como área de enterramiento, añadió.
Aún se desconoce el fechamiento preciso de todos los elementos encontrados, sin embargo, se sitúan en diferentes momentos del Posclásico Temprano (900-1200 d.C.) y en periodos muy cortos entre sí, quizá con una variación de poco menos de cien años.
La gran cantidad de fragmentos cerámicos ubicados en el área contribuirán a realizar una seriación cerámica con fechamientos precisos de la Cuenca de Tuxpan; entre los estilos cerámicos se encuentran el tipo tabuco negro sobre rojo y la tradición de pastas finas huastecas.
Una vez terminado el registro y la conservación de las estructuras prehispánicas se cubrirán nuevamente para su óptima conservación, ya que el material constructivo se reseca muy fácil y el nivel freático de esta área tiende a subir, concluyó la arqueóloga María Eugenia Maldonado.