Cada día decenas de fragmentos de cometas y asteroides entran en la atmósfera, produciendo el fenómeno conocido como meteoro, pero sólo unos cuantos son lo bastante grandes para ser percibidos a simple vista.
Un meteorito es un cuerpo rocoso que ha logrado atravesar la atmósfera terrestre y en algunos casos es posible ver su caída, como sucedió el 15 de febrero de este año en la región rusa de los Montes Urales donde produjo casi un millar de heridos. En cambio, a los cuerpos que se encuentran en el medio interplanetario se les denomina meteoroides. En este sentido, micrometeorito es el nombre que recibe un meteorito de tamaño micrométrico (entre 50 y 500 milésimas de milímetro) que arriba a la Tierra, y en el medio interplanetario es un micrometeoroide o polvo interplanetario.
Nuestro Sistema Solar está rodeado de polvo interplanetario, resultado de las colisiones entre asteroides y la pérdida de masa de los cometas, ambos son los cuerpos más antiguos y tienen información del origen de los planetas. El campo de estudio de la materia rocosa microscópica está relacionado con la formación de anillos, además de su vínculo con la formación de sistemas planetarios, la evolución de las estrellas y el material que resulta de la muerte estelar.
La doctora Dolores Maravilla Meza del Instituto de Geofísica de la UNAM e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), tiene entre sus líneas de investigación los anillos de polvo de Júpiter y Saturno, que en el caso de este último son un laboratorio para modelar no sólo la dinámica de un sistema de anillos, sino también su posible relación con la formación de los sistemas planetarios.
“Si vemos como son los anillos alrededor de Saturno, incluyendo sus satélites, podemos decir que los planetas gigantes (Júpiter, Urano y Neptuno), son sistemas en miniatura que en vez de tener un Sol tienen en el centro un planeta”, apuntó la investigadora.
La doctora Maravilla explicó que la sonda espacial Cassini, que se lanzó en 1997, descubrió lo que se conoce como géiseres, ubicados en el hemisferio sur de la helada luna Encelado de ese planeta, los cuales están asociados a estructuras bautizadas como las Garras del Tigre, a través de las cuales salen disparadas partículas micrométricas de hielo a la magnetosfera y distribuidas alrededor de Saturno.
Cada partícula de hielo que es expulsada desde las Garras del Tigre interactúa con plasma, gas cargado eléctricamente o ionizado, y una vez que se encuentra en la magnetosfera es bombardeada por iones y electrones, así adquiere carga eléctrica y queda sujeta al campo magnético de Saturno.
Con el detector de polvo que llevaba la sonda Cassini se pudo conocer el tamaño y la carga eléctrica de los micrometeoroides, y así modelar cómo se distribuyen o escapan las partículas de hielo de Saturno, aún cuando la tecnología espacial actual no permite capturar material directamente del anillo para realizar pruebas químicas.
La llegada del polvo estelar
Los micrometeoroides que logran sobrevivir a los embates de la atmósfera, porque muchos de ellos por el tamaño y la composición química pierden masa, quedan suspendidos y en ocasiones descienden a la superficie terrestre dentro de gotas de lluvia, copos de nieve o granizo.
La Antártida es una de las regiones del planeta en donde, por sus condiciones climáticas, se conservan los llamados micrometeoritos, ya que el hielo lejos de dañar estas partículas las preserva en su composición química o biológica y evita la contaminación terrestre, al no quedar expuestas al clima, a los cambios drásticos de temperatura, ni a la influencia humana.
Otro lugar en donde es posible encontrar partículas de polvo es la estratosfera, éstas pueden tener origen cometario o asteroidal, contrario a los micrometeoritos que se han encontrado en la Antártida y que están relacionados con los asteroides. Lo anterior se debe a que los cometas están formados en su mayoría por agua, la cual se vapora al entrar en contacto con la atmósfera, lo que provoca que no lleguen a la superficie terrestre.
Una manera de determinar si las micropartículas que se quieren estudiar son de origen extraterrestre o terrestre, es verlos al microscopio para identificar sus propiedades físicas por medio de la difracción de rayos X, ya que “se encontró material que sale eyectado de los volcanes y llega a la estratosfera”, comentó la doctora Dolores Maravilla.
En caso de tratarse de micrometeoritos se realizan análisis isotópicos-los cuales sirven para determinar la edad de las rocas- con el objetivo de encontrar señales del material que dio origen al Sistema Solar.