Con emoción y sorpresa reaccionaron los más de 800 niños reunidos en el Parque del Ajedrez del Complejo Cultural Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), cuando luego de unos segundos de silencio escucharon el primer tono emitido desde un teléfono celular ubicado en la Ciudad de México. Inmediatamente el zumbido de sus robots moviéndose al mismo tiempo dominó el escenario elegido para establecer un nuevo Récord Guinness con Roboteando 2014, una actividad organizada para establecer una marca en robótica infantil en el mundo, que se realizó simultáneamente en Puebla y el Distrito Federal.
Algunos niños se mostraron preocupados porque su robot no había respondido al primer tono (la primera frecuencia que se envió para que el robot se moviera en un sentido), pero sus rostros se transformaron en alegría y alivio cuando en el segundo tono, (la segunda frecuencia que indicó cambiar al sentido contrario), el prototipo empezara a moverse justo a tiempo para el conteo que hicieron los 24 miembros del Club de Rotarios, quienes actuaron como jueces de calidad durante la contabilidad oficial.
“Mil 867 robots establecieron un nuevo Récord Guinness”, anunció emocionado al público participante Alfonso Esparza Ortiz, rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quien en entrevista para a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), comentó:
“Me encantó ver a tantos niños interesados y que el principal objetivo se cumpliera a cabalidad, es decir, despertar su interés por la ciencia y que tuvieran a su alcance este tipo de experimentos para que en un futuro sean los nuevos talentos en el área tecnológica”.
Reconoció el trabajo de los instructores y aseguró que la institución que representa siempre está dispuesta a colaborar en todos los sentidos en actividades como la que llevaron a cabo este sábado la AMC, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la BUAP.
“Tanta relevancia veo en este tipo de eventos que vamos a pedir a los organizadores, darle seguimiento y hacer otro tipo de cursos para que lo niños puedan tener mayor profundidad en este conocimiento”, dijo complacido.
El nuevo Récord Guinness se estableció por el mayor número de robots pedagógicos funcionando al mismo tiempo a través de los tonos emitidos remotamente de un teléfono celular.
Raúl Mújica García, investigador del INAOE y uno de los integrantes del comité organizador de Roboteando 2014, dijo que en su evaluación general se sentía “contento, sorprendido y muy emocionado por la gran cantidad de niños que se acercaron a este evento, fue realmente impresionante”.
Expresó que personas como él que se han dedicado a la divulgación, así como políticos y profesores, “todo mundo sabe que es importante y necesario acercar la ciencia y la tecnología a los niños, pero pocos han atravesado por lo que ocurrió hoy, si lográramos que los políticos y todos ellos sintieran esto y que realmente lo vivieran la cosa sería distinta”.
Mencionó que la actividad fue una energía “que rejuvenece . . .Ver a todas las generaciones que siguen y que ojalá se dediquen, aunque sea unos pocos, a la ciencia y la tecnología”, comentó el también miembro de la Academia.
Gustavo Rubín Linares, profesor y enlace de la Facultad de Ciencias de la Computación de la BUAP, hizo referencia al potencial que tienen eventos de este tipo de despertar el interés y la curiosidad del público en general.
“La robótica es un área muy especializada y de gran impacto en todos los campos de la ciencia y de la ingeniería, no obstante, logró crear un ambiente de convivencia entre padres, hijos y capacitadores, estudiantes de las facultades de electrónica y computación de la BUAP”, mencionó.
Con este evento, agregó, se espera que los papás impulsen a los niños, quizá no necesariamente a que estudien robótica e ingenierías o computación, sino a que se apasionen y triunfen en aquello a lo que dediquen sus esfuerzos.
En el evento también estuvieron Ponciano Rodríguez Montero, director de Formación Académica del INAOE, y Daniel Mocencahua Mora, enlace con la Facultad de Ciencias de la Electrónica.
Los participantes
Desde las nueve horas de este sábado los niños fueron llegando al Parque del Ajedrez, comenzaron a ser distribuidos en las mesas donde trabajarían en el armado de su prototipo. Una hora y media después, con más de la mitad de las mesas ocupadas, se realizó la primera prueba, en la que comprobaron que los robots funcionaban y atendieron aquellos que no habían respondido a las señales.
Después de una segunda prueba, se pidió a los padres que dejaran a sus niños en la zona de conteo y la expectación no se hizo esperar. Los minutos pasaron en la espera del primer tono. Algunos familiares prefirieron apostarse en los márgenes de la carpa y se les invitó a las actividades que se habían preparado para ellos en un espacio próximo al lugar del conteo como demostraciones con robots, telescopios, entre otras.
Los participantes en el establecimiento del Récord Guinness fueron niños entre 6 y 13 años de edad, para quienes fue una experiencia emocionante, como Anet, de 8 años, quien dijo: “Sí me gustó armar el robot y más todavía poner los engranes. Sentí mucha emoción cuando lo vi funcionando”.
Para Héctor, de 7 años, también resultó una experiencia muy divertida “poner los engranes fue lo que más nos gustó. Cuando vimos moverse los robots lo que sentimos fue felicidad, emoción, alegría. Sí volveríamos a venir. Yo voy a jugar con él y también lo guardaré”.
Uno de los logros de este evento fue la interacción entre los estudiantes universitarios y los niños, y el interés que los primeros lograron transmitir en los pequeños por las carreras que estudiaban.
Para los capacitadores, estudiantes voluntarios de las carreras de Computación y Electrónica de la BUAP y del INAOE, en su mayoría, fue también una dinámica interesante. Gerardo, estudiante de la carrera de Ingeniería en Mecatrónica en la BUAP, comentó que “los niños a los que ayudé se portaron bien. Hubo quien quería estar tocando todo el tiempo el robot, interactuando con él, lo que significa que le gustó”.
Marlene Espinoza Chávez, 22 años y de la carrera en Ingeniería en Ciencias de la Computación en la BUAP, destacó que ver a tantos niños emocionados construyendo solos sus robots, aprendiendo de forma lúdica las bases de la robótica fue muy gratificante. “De mi parte convivir con niños que tengan esas ganas de aprender es muy bueno. Que se lleven esa enseñanza a casa y que lo compartan con otros niños es mejor, más que nada para fomentar el amor a las ciencias y a la robótica”.