Detrás de los rumores y leyendas acerca del “fin del mundo” en 2012, que descontextualizan la visión que tenían antiguas culturas, como la maya, se encuentra el desasosiego de la sociedad contemporánea, como consecuencia de la inestabilidad político-económica o el cambio climático, generado por un avance industrial no planificado, coincidieron cuatro especialistas en esta civilización, al abordar este fenómeno en Chiapas, durante la VII Mesa Redonda de Palenque.
Un astrofísico, una historiadora y dos epigrafistas derribaron los mitos sobre un supuesto cataclismo o un “cambio de conciencia” de la humanidad, que presuntamente se producirá el 21 de diciembre del año venidero. Esta sesión especial del encuentro de mayistas, dedicada a Las profecías mayas 2012, fue organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).
En su intervención, Erik Velásquez, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explicó que la “profecía maya de 2012” se remonta a los años setenta, cuando el escritor Frank Waters realizó un libro con base en una mezcolanza de creencias; una historia en la que el Monumento 6 de Tortuguero, en Tabasco, marca el supuesto fin de un Quinto Sol (que es un concepto mexica, no maya) y la llegada de una nueva humanidad o Sexto Sol.
“Así inició toda una secuencia de literatura de la Nueva Era o New Age que ha crecido al paso de los años, generando grandes dividendos, y que satisface la necesidad de mucha gente de creer, pero que no tiene ningún sustento en los métodos de la investigación humanística ni académica”.
Los epigrafistas Sven Gronemeyer y Erik Velásquez, hicieron hincapié en que sólo en el Monumento 6 de Tortuguero, Tabasco, esculpido en el siglo VII d.C., existe la referencia al término de una era en el calendario de cuenta larga de los mayas; justo en esa fecha, se cumplirá un ciclo de cinco mil 125 años o 13 baktunes, e iniciará otro, pues esta civilización tenía una concepción cíclica del tiempo.
Gronemeyer, investigador de la Universidad de La Trobe, Australia, añade en tono enfático: es más, de los 100 jeroglíficos que componen esta inscripción, únicamente ocho aluden al fin de 13 baktunes, para la fecha 4 Ajaw 3 K’ank’in (21 de diciembre de 2012), cuando retornaría el dios Bolon Yokte’.
Velásquez también sostuvo esta idea al subrayar que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) “de ninguna manera pensaron que su tiempo se iba a terminar en 2012”.
Por ejemplo, dijo, en el panel oeste del Templo de las Inscripciones de Palenque, la narrativa referente a la vida del gobernante Pakal II se proyecta miles de años hacia el futuro, en una fecha posterior al año 4000 de nuestra era, que marcaría la terminación de un ciclo denominado pictun (equivalente a siete mil 885 años, aprox.).
De acuerdo con el astrofísico Jesús Galindo, también de la UNAM, tratar de pronosticar un cometa que “extermine” a la humanidad es vano, pues es un evento que no se puede predecir con exactitud. Asimismo, “la gente habla de grandes erupciones en el sol, esto sucede cada 11 años, pero por suerte tenemos un escudo magnético que evita que nos afecte”.
Consideró que los mayas fueron grandes astrónomos, y que para su tiempo y sus necesidades, lograron dominar la “ciencia del cielo”, “pero ni los mayas ni la ciencia actual estarían en posibilidades de plantear un ‘fin del mundo’”.
El 2012 puede convertirse en una oportunidad para acercarse —desde conocimientos comprobados— a la cultura maya y a la astronomía. En ese sentido, el astrofísico Galindo anunció que alrededor de las 18:00 horas del 5 de junio del año próximo, se podrá observar un tránsito de Venus, es decir, la entrada de este planeta en el disco solar, “una observación que bien pudieron realizar los propios mayas”.
Por otra parte, la historiadora Laura Caso hizo referencia a la única profecía maya de la que se tiene conocimiento, la cual asentaron los mayas del siglo XVIII en el Chilam Balam de Ixil. Retomando una profecía babilónica, anunciada por el sabio Beroso en el siglo III a.C., los mayas anunciaron el fin del mundo para el año 1887 d.C.
A esa profecía, coincidieron Laura Caso y Erik Velásquez, “nadie le ha hecho caso y ésa sí es una profecía maya. La lección —finalizaron— es: El mundo continuó, ¿por qué no tomamos esto como enseñanza?”
Revista Protocolo