Exposición Cuerpo y belleza en la Grecia Antigua reúne un centenar de obras de arte griego de los siglos VI a.C. al II d.C., que realzan la belleza del cuerpo humano.
La muestra llega a nuestro país para cerrar con broche de oro el programa de exposiciones internacionales de 2011.
Procedente del Museo Británico, de Londres, una de las copias más valiosas del Discóbolo de Mirón, esculpida en el siglo II, y acompañada de una centena de obras clásicas que realzan la belleza del cuerpo humano desde la perspectiva de la Grecia antigua, arriba al Museo Nacional de Antropología (MNA) para cerrar con broche de oro el programa de exposiciones internacionales de 2011.
También conocido como El Lanzador de Disco, es una de las piezas emblemáticas de la muestra Cuerpo y belleza en la Grecia Antigua, que abre al público este 10 de noviembre en el MNA, luego de una temporada exitosa en el Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio, Japón, bajo el título The Body Beautiful in Ancient Greece.
En recorrido de prensa, encabezado por Ian Jenkins, curador de las salas de Roma y Grecia del Museo Britanico; y Miriam Kaiser, directora de Exposiciones del INAH, se dio a conocer que en esta ocasión se podrán apreciar 131 obras de arte griego y romano de los siglos VI a.C. al II d.C., que conforman una parte del singular acervo del recinto londinense.
La muestra llega a México dentro del Ciclo Grandes Civilizaciones, que organiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-CONACULTA); y en reciprocidad por la exposición Moctezuma: Gobernante Azteca, que presentó 107 obras prehispánicas en el Museo Británico, en Londres, Inglaterra, de septiembre de 2009 a enero de 2010.
El montaje de Cuerpo y belleza en la Grecia Antigua ofrece al público un acercamiento al concepto clásico de belleza, a través de las representaciones de la figura humana en el arte y pensamiento griego. En diez ejes temáticos explora el cuerpo masculino y femenino, de atletas, divinidades y seres mitológicos; también el rostro humano y al héroe.
En un área de 1,200 metros cuadrados de la Sala de Exposiciones Temporales del MNA, comparten el espacio esculturas de cuerpos de seres mortales, dioses, héroes, centauros y sirenas; son obras elaboradas en bronce, mármol y terracota, con piezas de cerámica decoradas con múltiples representaciones del cuerpo humano, monedas y una medalla conmemorativa de los primeros Juegos Olímpicos, restablecidos en Atenas en 1896, con el rostro cincelado del dios Zeus.
Las piezas se presentan agrupadas en diez temas: El hermoso cuerpo del varón, Afrodita y el cuerpo femenino, El cuerpo divino, Hércules: Superhombre, Atletas, Nacimiento, matrimonio y muerte; Sexo y deseo, Monstruos y seres fantásticos, Carácter y realismo, y El rostro humano.
La pieza estelar es el Lanzador de disco, estatua de mármol del siglo II d.C. que representa a un atleta desnudo, elegante y eternamente joven, captado en el momento previo de lanzar el disco; es copia del original Discóbolo de Mirón, que fue elaborado en bronce por el escultor griego Mirón a mediados del siglo V a.C., y del cual sólo tenemos noticia por las diversas réplicas que se esculpieron en mármol durante el imperio romano.
La escultura, que abre el recorrido museográfico, fue descubierta en 1790 en la villa del emperador Adriano, en Tívoli, Italia, y desde 1805 forma parte de los acervos del Museo Británico. Mide 1.70 metros de altura y, de acuerdo con la curaduría, sus extremidades y torso están dispuestos de acuerdo con los conceptos griegos de equilibrio y ritmo.
En la primera sección El hermoso cuerpo del varón el público apreciará la estética varonil representada en imágenes esquemáticas que enfatizan los elementos esenciales de la virilidad, característico de la antigua Grecia; desde las imágenes que transmitían la excelencia juvenil (areté), hasta el cuerpo atlético y el físico blando y afeminado de los dioses Apolo y Dioniso.
Representaciones del héroe Áyax, los dioses Zeus, Apolo y Dioniso se pueden apreciar en copas, ánforas, estatuillas y esculturas de diversos materiales; así como diversas figuras de kouros (estatuas de varones jóvenes).
La segunda sección explora el cuerpo femenino y su representación más lograda en la diosa Afrodita; aquí se describe cómo en el arte griego el cuerpo de la mujer solía representarse vestido, pero los cultos de fecundidad, las escenas eróticas y las representaciones de Afrodita daban la oportunidad de plasmar la desnudez femenina.
En este módulo se pueden apreciar los cuerpos abstractos de las figurillas de las Islas Cícladas, del tercer milenio a.C., una refinada representación del cuerpo que marca los albores de la gran tradición artística griega de obras en mármol; así como estatuillas y esculturas femeninas de korai (doncellas), entre ellas, la de una joven modelada en una postura acrobática que forma el asa de una cista funeraria de bronce; mujeres atletas, y diversas representaciones de Afrodita.
La adoración de dioses con forma humana era parte integral del humanismo griego. A estas deidades se les dotaba simbólicamente de atributos como la inmortalidad y poderes sobrenaturales. En la sección El cuerpo divino, se podrá admirar la imponente majestad de Zeus, señor de los dioses del Olimpo; a Dioniso, la deidad del vino y la manía; Hefesto, dios herrero; el mensajero de los dioses, Hermes; Afrodita, la diosa del amor y a su hijo, Eros; en esculturas de bronce y mármol; ánforas y cistas con pasajes mitológicos.
De igual manera, Hércules, el superhombre, se presenta como el más famoso de los héroes, seres ubicados entre los dioses y los hombres. Fue el legendario fundador de los Juegos Olímpicos y la divinidad auspiciadora de los gimnasios; la exhibición presenta diversas representaciones de este personaje épico.
En este punto del recorrido, el público se encontrará con una gran maqueta y un mapa de Olimpia (escala 1:200), que muestra el emplazamiento de cómo sería la antigua ciudad griega hacia 100 a.C., antes de las construcciones romanas.
Cabe destacar que Olimpia fue uno de los escenarios para la exhibición del cuerpo masculino atlético, ahí se celebraron los juegos olímpicos más antiguos en 776 a.C., en honor al dios Zeus. La maqueta permite ubicar el Gran Altar y el Templo de Zeus, el Taller de Fidias, el Templo de Hera, el Filipeion, el Leonideo, los Tesoros, el Estadio, el Hipódromo, el Pórtico del Eco, la Palestra y el Gimnasio, todas edificaciones de relevancia.
Como una vasta galería al aire libre, los grandes centros olímpicos estaban llenos de monumentos conmemorativos a los atletas vencedores, obras hechas por escultores famosos. A pesar de que muy pocas estatuas originales se conservaron, éstas se conocen gracias a copias elaboradas durante el imperio romano. En la sección Atletas se podrán ver varias obras esculpidas en honor a dichos hombres, así como copas (kýlix), vasijas para agua (hydiría) y ánforas decoradas con los cuerpos de atletas y jinetes.
Nacimiento, matrimonio y muerte da cuenta de algunas de las principales costumbres griegas durante las diversas etapas de la vida de un individuo de acuerdo a su género; a través del montaje se exploran ritos de iniciación y de paso, la sexualidad, la filosofía que propugnaba el principio de cultivar una mente sana en un cuerpo sano, así como las actividades propias de las mujeres y de los hombres, y las ofrendas mortuorias.
En el mundo imaginario de la mitología griega abundaban los monstruos y seres fantásticos, muchos de ellos mezcla de humano y animal, como alegoría de su condición sobrenatural. En el apartado del recorrido museográfico dedicado a este tema, el público apreciará algunos ejemplos de esos personajes, como un relieve de la Medusa, ser que convertía en piedra a quien la mirara a los ojos; mujeres guerreras llamadas amazonas se pueden admirar en un ánfora griega de 500 a.C.
Otras de las representaciones que se podrán ver son: la Esfinge, emblemática para los griegos por su cabeza de mujer, cuerpo de león y alas de águila, se puede ver tallada en mármol por los romanos; el Centauro, mitad hombre y mitad caballo, y el Minotauro, de cuerpo humano y cabeza de toro, también se pueden apreciar en ánforas; los sátiros, que eran seres míticos con orejas y cola de caballo o rabo de cabra, están representados en copas; y los hermafroditos, con genitales masculinos y senos y cuerpo de mujer, en bronce.
En Carácter y realismo se explica cómo en el arte griego primigenio, las diferencias de edad, género y etnia se representaban con arreglo a fórmulas, e incluso el arte ateniense realista del siglo V a. C. tendía a generalizar la tipología humana, de manera que los artistas se centraban en representar los valores de la ciudad (polis) y de su clase dirigente, más que en el retrato de individuos; pero a finales del siglo IV a. C. las conquistas de Alejandro Magno darían paso a la “aldea global” en la que el arte y las ideas griegas fueron cultivadas por griegos y no griegos. En este mundo cosmopolita, los creadores hallaron mayor gama de temas humanos, con diversos estilos para representarlos.
La muestra cierra con El rostro humano, donde se da cuenta del desarrollo del retrato, que llegó al extremo de crear imágenes realistas; desde la belleza idealizada de las estatuas conmemorativas, a la grotesca exageración de las máscaras de teatro. Aquí se aprecia una amplia gama de cabezas talladas en mármol, y vasijas de cerámica y bronce.
La muestra, resultado de la colaboración entre el INAH y el Museo Británico, permanecerá hasta el 22 de enero de 2012 en el Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi. Bosque de Chapultepec). Horario: martes a domingo de 9:00 a 19:00 horas.