Los océanos ofrecen una gama de alternativas para extraer energía de sus aguas y sustituir parcialmente los combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón; pero el principal reto es cómo hacerlo, pues se requieren grandes inversiones económicas iniciales, y mucha creatividad.
“El mar es un medio difícil, muy dinámico, en el que la sal corroe las estructuras que, además, enfrentan eventos destructivos, como los huracanes”, afirmó Miguel Ángel Alatorre Mendieta, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
Como recurso, destacó, es una gran fuente energética, donde “el combustible sale gratis, pero la instalación es muy cara, aunque redituable a mediano plazo”.
Varios países ya explotan diversos sistemas de energías renovables; según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), en el 2010 ya se obtenía el 16 por ciento de los requerimientos mundiales de energía, principalmente en tierra firme, y esta cifra tiende a crecer.
Un mar de posibilidades
Del mar se puede obtener energía a través de mareas, olas, corrientes, por diferencias térmicas, biomasa y por ósmosis, así como del viento que sopla sobre la superficie del agua.
La energía de las mareas es muy noble, no es violenta y es predecible, pero sólo es aplicable a gran escala en pocos lugares del mundo. Actualmente, se explota en países como Francia, Corea del Sur, Rusia, China y Canadá. “En México hay un lugar apropiado, al fondo del Golfo de California, pero está muy lejos de las zonas de consumo, lo que implica pérdidas significativas en su conducción”, dijo.
Las olas son el campo más fértil para la creatividad. Hay infinidad de inventos para su aprovechamiento, pero sólo unos pocos han sido puestos en práctica. Se puede aprovechar el oleaje en casi todas las costas del mundo.
“Hay muchos tipos, pero las más útiles para la obtención de energía son las generadas por el viento, si no llegan a ser de tormenta”, detalló el investigador, quien destacó que las naciones líderes en su explotación son Reino Unido, Dinamarca, Portugal y Australia.
En las costas de México no hay un oleaje muy grande, pero aún así es aprovechable con plantas pequeñas. Las regiones donde se presenta mayormente, son las ubicadas al occidente del Pacífico.
Energía térmica y biomasa
La diferencia significativa entre la temperatura de la superficie y la de aguas profundas puede ser utilizada para la generación de energía por medio de una planta llamada OTEC (siglas de Ocean Thermal Energy Conversion). Esta diferencia se presenta sólo en los mares tropicales, y México los tiene.
Una planta OTEC requiere de la extracción de agua fría de profundidades mayores a 700 metros. “La inversión inicial es muy alta, pues debe ser de grandes dimensiones para ser rentable; además, debe resistir huracanes y ubicarse cerca de los centros urbanos, acotó Alatorre.
En la actualidad, plantas de este tipo para desalinizar agua funcionan en la India, y existe el proyecto de una OTEC de 40mw en Puerto Rico; además, están en fase experimental Japón, y algunos territorios europeos.
“En México se han identificado varios sitios que cumplen con las condiciones para plantas OTEC, como las costas de Jalisco, Oaxaca, Quintana Roo (frente a Cozumel) y Cabo San Lucas, en Baja California Sur”, precisó el investigador.
La biomasa, en contraste con la energía térmica, requiere de aguas frías, muy abundantes en nutrientes, en especial plantas de rápido crecimiento, como un alga gigante llamada kelp. “En mares fríos, como los de las costas de Estados Unidos, Chile y Australia, ya se explota industrialmente. En nuestro país, crece en la costa norte de Baja California”.
Corrientes marinas, ósmosis y viento
Para utilizar las corrientes marinas, éstas deben ser muy rápidas. “Hay empresas que venden prototipos, como un aparato que se instaló en el puerto de Nueva York, sumergido y que no estorba a la navegación.
En nuestra nación, algunas zonas idóneas para la instalación de estos generadores de energía por corrientes marinas son el canal de Cozumel y los ubicados entre las grandes islas en el Golfo de California. En el Instituto de Ingeniería de la UNAM se desarrolla un prototipo para obtener energía eléctrica con corrientes marinas.
La ósmosis es una fuente energética muy especial y no tan obvia. Se presenta si dos estanques con agua, una salada y otra dulce, se ponen en contacto únicamente a través de una membrana especial, lo que provoca que fluya el líquido dulce hacia el salado, a través de la membrana, y crea una diferencia de alturas entre los dos estanques.
Ello equivale a crear una presa que puede generar energía a través de tecnología convencional. En el caso del mar, es factible idear un sistema de este tipo en las proximidades de la desembocadura de un río.
Esta idea se había concebido sólo a nivel teórico, aunque Noruega construyó el primer prototipo en 2011, que utiliza la ósmosis para generar energía eléctrica. En México, en principio podría aplicarse en las desembocaduras de los ríos.
Por último, la energía eólica en el mar no es propiamente oceánica, pues la produce el viento que sopla sobre la superficie marina, y se puede aprovechar con molinos similares a los instalados en tierra firme. Actualmente los hay en Europa, pero no en nuestro país, indicó.
Alatorre consideró que deben realizarse más estudios científicos antes de explotar la energía oceánica a gran escala. Puede hacerse, pero con moderación, para no afectar los ecosistemas marinos. Esta fuente no es cien por ciento “limpia”, pues puede producir algo de dióxido de carbono, otros residuos, o bien, se pueden alterar localmente las corrientes marinas y la temperatura del agua. “Pero los estudios indican que su impacto es mucho menor que el producido por las energías convencionales”, finalizó.