La nomofobia, considerada por los medios ingleses como un temor irracional a salir de casa sin el teléfono móvil, no está identificada como un desorden psicológico. “Definitivamente no tiene características ni criterios para ser considerada una nueva patología”, estableció Ricardo Trujillo, profesor de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
El concepto surgió de estudios realizados por la Oficina de Correos del Reino Unido, sin sustento psicológico o clínico, pues se trató de una encuesta demoscópica, cuyo propósito fue estimar el grado de ansiedad que sufren los usuarios de telefonía móvil al salir de casa sin su dispositivo, o perderlo; se concluyó que 53 por ciento tienden a experimentar esa condición.
No obstante, acotó el universitario, esas estimaciones no son confiables, pues en realidad no asumen un criterio clínico para caracterizarlo como fobia, por lo que hay un uso incorrecto.
Para diagnosticar una fobia, (según el marco de referencia psicológico), se requiere una serie de condiciones que corresponden a un temor excesivo a determinado evento, respuesta inmediata de ansiedad/crisis de pánico, e interferencia atribuida a las relaciones laborales o sociales, criterios que no son considerados por la investigación aludida, aclaró.
Trasfondo social
En todo caso, los psicólogos han observado a la nomofobia (de acuerdo con algunos especialistas, la palabra proviene del inglés no mobile phone phobia, fobia a no tener teléfono móvil) como un síntoma de otra patología totalmente distinguible, como la agorafobia o el trastorno de pánico.
En opinión del académico, si bien es cierto que la nomofobia que caracterizan en los medios de comunicación corresponde a un patrón de conducta resultado del uso de las nuevas tecnologías, ésta tiene más un trasfondo social.
Desde el punto de vista de la psicología social, afirmó, se observa una serie de comportamientos que siguen una lógica colectiva, congruente con la estructura posmoderna actual; es decir, se vive para no sentir angustia, para entretenerse.
“Buscamos soluciones para alargar nuestra vida a través del 'gen de la muerte', consumimos alimentos, pastillas e inyecciones para mantener nuestra edad; ocluimos 'toda' angustia o malestar con 'cualquier droga' que nos entretenga (cigarro, alcohol, marihuana, con extensión del trabajo, las relaciones peligrosas, o la televisión)”, detalló.
En este contexto, la nomofobia –como en la novela de Cosmópolis–, es una más de las conductas que siguen la ideología de sentirse seguro por todo, sea por una relación amorosa, por lo que nos depara el futuro, por estar en contacto permanente, o por no quedarse atrás en la información.
Como señalara Baudrillard, la realidad se vuelve redundante, es el condón de la profundidad. Ser aséptico es la norma so pena de contaminarse con la distancia, el recorrer del tiempo y el afecto. Se trata por lo tanto, de un discurso ideológico en una sociedad que no desea la angustia. Las cosas que realmente importan en esta sociedad, son motorizadas por ella, como el arte, la política o el amor, concluyó.