Con el objetivo de avanzar en la investigación en el campo de la geografía, México requiere de una construcción teórica y no dar tanto peso únicamente a la noción descriptiva; se trata de moverse del detalle pormenorizado a la explicación pero sin romper esta unidad, aseguró el doctor Gerardo Bocco, director del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM campus Morelia.
El desafío es cerrar la brecha entre la geografía física y humana, y proponer alternativas interdisciplinarias en la misma área de la geografía, ello garantizaría abandonar el plano meramente descriptivo, monográfico, que no aporta respuestas a los temas de causalidad, ni en el espacio ni en el tiempo.
“La geografía aporta al conocimiento y la investigación sobre el ambiente desde la perspectiva del análisis espacial. Para ello recurre a nociones tales como paisaje, territorio, región, lugar, entre otras. Como estas nociones son ´dependientes de sitio´ es necesario trabajo empírico a nivel local, en campo, archivo, etnográfico, a partir de agendas de investigación desencadenadas por la demanda social, sin perder de vista la escala global.
Al movernos de lo local a lo global, se debe recurrir a marcos teóricos existentes, y contribuir a su fortalecimiento”.
Para explicar lo anterior, el científico eligió el sugerente título “La investigación en geografía y ambiente. De ´El Principito´ a los sistemas de información geoespacial”, para la conferencia que brindó en el Segundo Encuentro Ciencia y Humanismo Centro. Dijo que la razón por la cual incluyó la célebre obra de Antoine de Saint-Exupéry en la charla, se debe a uno de los personajes que aparecen en la historia: el geógrafo, el cual es descrito como un anciano que escribe grandes libros y sabe dónde se encuentra cada río, lago o montaña. “De alguna manera este personaje representa perfectamente bien la idea que tenemos de la geografía”.
Y siendo esta una percepción que limita el real y actual alcance de esta área de conocimiento, el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias resaltó, por el contrario, cómo esta disciplina ha sido inspiración no sólo de artistas o escritores, sino parte importante para la ciencia y la innovación, así como para la exploración, la descripción y la cartografía.
De la cartografía indicó que es aspecto fundamental en el “idioma” de la geografía, tanto que en el pasado hubo muchas disputas entre pensadores, historiadores y astrónomos en la presentación de la ecúmene (porción de la Tierra permanentemente ocupada) y de anecúmene (lugares deshabitados o con escaso número de población).
Posteriormente, la contribución de los geógrafos árabes fue la creación de los primeros mapamundis. En Mesoamérica las culturas maya y mexica desarrollaron sus propias representaciones cartográficas a través de la pintura.
Pero fue hasta la aparición en 1569 de la Proyección Mercator, del matemático y cartógrafo Gerardus Mercator -un sistema de proyección cilíndrica cartográfica que hasta la fecha se utiliza en la navegación y en regiones cerca del Ecuador-, lo que facilitó la navegación por mar y por ende las exploraciones. “Estas exploraciones eran realizadas para satisfacer primero, una natural curiosidad y, con la expansión de la ecúmene, se organizaban para dominar tierras, aunque lamentablemente sigue siendo un arma para la guerra”, reconoció Bocco.
México en la geografía
La creación de la Universidad Nacional y en particular el Instituto de Geografía de la UNAM, y años más tarde del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), permitieron institucionalizar la geografía en México a mediados del siglo XX.
“Bajo esta estructura paulatinamente se fue abandonando la visión descriptiva hacia una visión científica y se generó una fractura entre la geografía humana y la física, perdiendo la visión integral, totalizadora de la geografía. Se establecieron de manera formal las ramas de la geografía física (que estudia el medio físico a través de disciplinas como geomorfología, hidrología, paleogeografía, entre otras) y la geografía humana (enfocada al estudio de las sociedades y sus territorios, recurre por ejemplo a subdisciplinas como la geografía política, económica, industrial, urbana, cultural, etcétera) y se introdujo el análisis numérico”, explicó el investigador.
Entonces tomando en cuenta lo anterior, los desafíos para la geografía en México pasan por observar que algunas tendencias van hacia las ciencias de la Tierra y otras hacia las ciencias sociales. “Porque lo que ocurre es que ya no queremos manejar el conjunto –geografía física y geografía humana-, hacemos giros hacia otras disciplinas o grupos de disciplinas”.
Hay también, dijo, un retorno a la visión integral en el marco de las nuevas visiones en la ciencia, acudiendo a nociones como la posformalidad, la inter y la transdisciplina que permite moverse de la descripción a la explicación pero sin romper esta unidad. “Es por ello que en México necesitamos una construcción teórica, lo que representa otro desafío para la geografía en este siglo”, indicó el experto en geomorfología con especialidad en paisaje y manejo de los recursos naturales en comunidades rurales.
Actualmente Bocco dirige el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM campus Morelia; desde 2007 ha trabajado en distintas áreas de investigación como el modelamiento del camino sobre el territorio, las implicaciones de los cambios globales sobre el paisaje local y el manejo campesino de cuencas, por mencionar algunos.
“Los geógrafos –aclaró- hacemos descripción como cualquier científico tiene que hacerla, pero también trabajamos en tres modalidades de la innovación: innovación ambiental, innovación organizacional e innovación para la equidad”.
La innovación proviene de un paradigma economicista, que no incluye modalidades típicas de países emergentes, caracterizados por desigualdades regionales e inequidades sociales. Trabajar junto con comunidades rurales permite ensanchar el modelo típicamente empresarial, urbano de innovación, y expandirlo hacia modelos con foco en lo social, lo institucional y lo territorial.
Gerardo Bocco aseguró que para poder trabajar en geografía se requiere, además de apoyar a otras disciplinas, más trabajo científico en el que la vinculación no esté separada de la investigación.
El Segundo Encuentro Ciencia y Humanismo 2014 se llevó a cabo el mes pasado en la ciudad de Morelia, Michoacán.