Atrás quedaron los años en los que con una cubeta se podía pescar camarón en la Laguna de Términos, en el Golfo de Campeche. En los años cincuenta la explotación de este crustáceo era de 165 mil toneladas al año en México. Hoy se pretende alcanzar diez veces más no sólo en los litorales de nuestro país, sino en todo el mundo.
Esta sobreexplotación, más la contaminación y los efectos del cambio climático conforman la problemática apremiante que registran los mares y océanos de nuestro planeta, apunta el profesor investigador Alfredo Laguarda Figueras, a propósito del Día Internacional de los Océanos, este viernes 8 de junio, el cual lleva por lema este año “Nuestros océanos: Por un futuro verde”.
Para el biólogo marino, fundador decano del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), los problemas que tienen los mares son originados por el hombre. “Es un ecocidio y en este término no se salvan tampoco los océanos” dijo y agregó que la manera en que la sociedad en general piensa lograr un máximo desempeño en una economía globalizada, de alta producción y alto consumo, implica un desastre ambiental.
En cuanto a los mares, que ocupan dos terceras partes de la superficie de la Tierra, dice el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, todo va mal, pues a sus aguas llegan todo tipo de desechos: industriales, agrícolas, humanos, debido a que no se cuentan con sistemas de tratamientos adecuados para todo lo que los seres humanos utilizan. La contaminación de lagunas, lagos, ríos y litorales finalmente llega a los océanos.
Alfredo Laguarda por otro lado, hace hincapié en la recomendación que se ha hecho en México para que la infraestructura hotelera y turística destinada a las costas se realice lejos de las playas, más allá de los manglares, con el fin dejar una franja de protección.
“Esto no se ha respetado. La dinámica del mar empuja muy fuerte hacia la costa y cuando viene un oleaje desmedido o un ciclón toda esa fuerza del mar va contra las estructuras, choca y al regresar se lleva toda la arena.
Eso es grave, porque hay que recuperar esa arena y traerla de otra zonas afectando nuevamente el ecosistema”.
Sobre esto agrega que lo que se lleva el mar igualmente destruye o afecta de manera importante a los arrecifes, estructuras muy sensibles, a las que la contaminación les provoca un desequilibrio en la flora y todo lo que le rodea, Esto va en detrimento del mismo turismo pues se perderá el equilibrio y belleza de los ecosistemas, subraya.
Asimismo, el especialista en equinodermos –animales marinos que comúnmente conocemos como lirios de mar, estrellas de mar, pepinos de mar, margaritas de mar- sostiene que el cambio climático, el cual tiene una parte muy visible como es el derretimiento de masas de hielo, hará que el nivel del agua en los océanos aumente trayendo como consecuencia la desaparición de costas, lo que originará a su vez problemas ambientales, económicos y sociales.
“El mar es un cuerpo hídrico inmenso, productor de oxígeno y fuente de alimento, pero por grande que lo veamos no tiene un poder de amortiguamiento para enfrentar la acción del hombre”, asegura el primer director del ICMyL, en cuya gestión (1973-1981) se concretó la adquisición de los barcos de investigación oceanográfica Puma y Justo Sierra, ambos propiedad de la UNAM.
Laguarda Figueras considera que la celebración de los días internacionales dedicados a diversos aspectos relacionados con la naturaleza, como el caso del de los océanos, son una buena oportunidad para adquirir conciencia y hacer que los tomadores de decisiones se concienticen sobre estos problemas y actúen en soluciones que impacten a la mayoría de los seres humanos.
“No somos los científicos ni son los filósofos, ni los que gustan de cuidar de la naturaleza los que tenemos el poder de decidir para intentar parar el daño o, al menos, disminuirlo”.
En opinión de Laguarda, científico con 50 años dedicados a la investigación, se requiere de un nuevo orden internacional que se base en lo que el hombre representa en medio del planeta: una especie más que tiene que desempeñarse de manera equilibrada y sustentable.
Considera que de continuar con las mismas prácticas de sobreexplotación y contaminación en los océanos, será muy difícil crear un entorno marítimo sustentable, pues el daño que se ha creado puede llegar a ser irreversible, por lo pronto, indica, cada vez es menos reversible.
“Nuevamente cito a los arrecifes donde en ciertas áreas de mar ya están destruidos, representando uno de los ejemplos muy fácil de ver. La gran cantidad de biomasa, de materia que se pescaba, la biodiversidad que se pescaba ha disminuido, han desaparecido especies, pero hay otras que no se han perdido, sin embargo, han visto mermadas sus poblaciones. Tenemos un mar enfermo, no muerto, pero hay que dejarlo vivir”.
Explica el biólogo marino que las masas oceánicas que están sobre las plataformas continentales de no mucha profundidad es donde hay más productividad primaria y pesca y que son áreas que se deben proteger, al igual que las especies que están mar adentro, las cuales representan cardúmenes muy importantes de organismos que también son pescados por el hombre, se trata de grupos migratorios que están siendo afectados por la pesca brutal de los buques –dice-, que además de contaminar, se llevan todo.
“El panorama de nuestros océanos es complicado. Firmar acuerdos internacionales es fácil, cumplirlos es lo difícil”, concluye.