Científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), encabezados por Beatriz Xoconostle Cázares, lograron desarrollar un maíz capaz de crecer bajo condiciones reducidas de agua y con temperaturas extremas de frío, que podría ser ideal para zonas semidesérticas del norte del país.
Con base en pruebas en invernadero, este nuevo maíz reduce el consumo de agua en más de un tercio en comparación con los tipos comerciales que actualmente existen en el mercado, explicó la investigadora del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav y agregó que es “urgente” realizar pruebas en condiciones naturales para corroborar esa efectividad.
Lo anterior es de suma importancia —agregó Xoconostle— ya que el maíz es un cultivo que necesita grandes cantidades de agua: se calcula que para conseguir un kilo de semilla, son necesarios mil 200 litros de agua, cifra muy superior a la de otros productos, como el frijol, en el cual sólo se emplean alrededor de 400 litros para obtener la misma cantidad de semilla.
Luego de 12 años de investigación, el Cinvestav encontró que la resistencia del maíz a la sequía es causada por muchos genes, aunque de manera específica la acumulación de una azúcar permite la tolerancia a la sequía y al frío, por lo que los investigadores pensaron en introducir ese gen con mayor rapidez mediante ingeniería genética pero sin introducir proteínas nuevas, porque no se utilizaron genes de otras plantas.
Aun cuando este maíz ha demostrado grandes beneficios en las pruebas realizadas hasta el momento y que podría ser un excelente producto para las zonas semiáridas del norte del país, las pruebas en áreas abiertas no se han podido realizar hasta el momento, precisó el Cinvestav en un comunicado.
Por su parte, Xoconostle informó que la prueba experimental se encuentra detenida hasta cumplir con los tiempos impuestos por la legislación mexicana, para otorgar los permisos que permitan realizar la siembra experimental del maíz mejorado.
Asimismo, aseguró que este desarrollo ha cumplido con todos los requerimientos solicitados por las autoridades, además de haber sido sometidos a una evaluación ecológica y técnica, a fin de demostrar que este maíz puede ser consumido por seres humanos y por animales, con el propósito de obtener una autorización de comercialización.
De acuerdo con el Cinvestav, la resistencia al empleo de la biotecnología en México se refleja en la baja productividad de granos, ya que nuestro país está al mismo nivel de regiones como África subsahariana, en donde se producen dos toneladas de maíz por hectárea.
Revista digital 2000 Agro