La Facultad de Medicina (FM) de la UNAM participará en el proyecto de la Red de Investigación Europea-Latinoamericana en Microangiopatía Diabética, programa de la Unión Europea que financia a consorcios de instituciones, donde colaboren grupos de investigación de países de estas regiones.
Lilia Graue, coordinadora del proyecto (que durará cuatro años e iniciará en noviembre próximo) por parte de la FM, indicó que uno de los objetivos es la investigación traslacional en microangiopatía diabética, es decir, llevar el conocimiento desde la indagación básica del laboratorio hasta el paciente.
“Fuimos invitados a través de un convenio de colaboración entre la UNAM y la Universidad de Groningen, en Holanda. La Facultad tiene un acuerdo con la Escuela de Posgrado en Ciencias Médicas de ese centro de estudios europeo”, dijo.
La red nació a partir de una colaboración entre las universidades de Groningen, y de Heidelberg, en Alemania, para ampliar la investigación e incluir a instituciones en Latinoamérica. “Nosotros somos una y la Universidad Andrés Bello, en Chile, otra. Estamos como socios iguales en este proyecto”, acotó.
Al constituirse este consorcio de universidades con laboratorios y líneas de estudio, se elaboró un programa que se sometió a consideración de la Unión Europea para el financiamiento, comentó Graue, también jefa de la Unidad de Vinculación de la Investigación e Intercambio Académico de la FM.
Al respecto, Juan Carlos Zenteno Ruiz, del Departamento de Bioquímica de la entidad, quien estudia las características genéticas de la retinopatía diabética, comentó que “una de las características del convenio es que se investigarán algunas vertientes de la microangiopatía, que afecta principalmente riñones, ojos y nervios. Se calcula que para el 2020 la diabetes será una de las enfermedades de mayor morbilidad en todo el mundo”.
La microangiopatía se puede definir, en general, como el daño que sufren los pequeños vasos sanguíneos de diversos órganos debido a concentraciones altas de glucosa en la sangre. Esta última condición, durante periodos prolongados, daña la microvasculatura de riñones, retina y nervios periféricos, lo que deriva en insuficiencia renal terminal, ceguera y amputación de extremidades.
“Investigaré específicamente cuáles son las características genéticas de nuestra población en riesgo de desarrollar retinopatía diabética, y por qué no ocurre en todos los individuos que padecen diabetes. Esto es importante, porque podría identificarse un factor genético que prediga el riesgo de esta complicación y desarrollar tratamientos preventivos en los sujetos con riesgo elevado”, refirió.
A su vez, Galileo Escobedo, del Departamento de Medicina Experimental del Hospital General de México, explicó que esta predisposición genética es diferente de un núcleo poblacional a otro. “Una de las consecuencias de esta variación, es que hay distintos efectores o mecanismos inmunológicos que participan en el desarrollo de la microangiopatía diabética”.
Estos efectores podrían ser particularmente de tipo proinflamatorio y serían importantes en el daño a la microvasculatura de distintos órganos. “De acuerdo con nuestras hipótesis y si se toma en consideración que cada pueblo exhibe un fondo genético particular, una población sería más propensa a desarrollar diabetes que otra, y la importancia estribaría en poder predecir cuál de éstas y en qué momento”.
Por su parte, Zenteno consideró importante contrastar poblaciones tan diferentes como la alemana y la mexicana, y si en ello se pueden ubicar los elementos genéticos comunes de riesgo para retinopatía diabética, podría sugerir que la presencia de éstos en ambos pueblos tiene un impacto en la enfermedad.
“Debemos considerar que aunque 70 por ciento de los pacientes con complicaciones severas por diabetes residen en naciones de ingreso medio y bajo, las de ingreso alto se preocupan en invertir en su investigación, porque realmente es una epidemia mundial”, concluyó.