Integrantes del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM participan en la evaluación de un proyecto para dotar a bibliotecas públicas del país de computadoras conectadas a Internet.

“El Programa de Acceso a Servicios Digitales en Bibliotecas Públicas (PASDBP) es lo que consideramos un paquete tecnológico con varios componentes. En este caso, es ofrecido a distintos países por la Fundación Bill y Melinda Gates”, dijo María Josefa Santos, integrante de ese instituto y antropóloga especialista en tecnologías de la información y comunicación, y en transferencia de conocimientos.

Incluye una capacitación a los bibliotecarios en el manejo de las máquinas, pero sobre todo, para que enseñen a los usuarios a emplearlas, y una evaluación del funcionamiento de esa tecnología y de la respuesta de los usuarios.

En el país hay una red nacional, integrada por unos siete mil 700 de estos centros de consulta. El paquete se transfirió a los que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) seleccionó a partir de la valoración de su infraestructura y de sus socios.

“Los presidentes municipales de los lugares donde se localizan esos espacios se comprometieron a seguir con el entrenamiento a los bibliotecarios y a los usuarios, a pagar mensualmente el servicio de Internet y a hacer lo necesario para que las computadoras no dejen de operar, o sean reemplazadas”, comentó Santos.

Encuestas nacionales

En 2004, el Conaculta y la Fundación pidieron al IIS una evaluación del PASDBP, que fue realizada por María Josefa Santos y Rebeca de Gortari.

A las investigadoras les interesó participar porque también podrían hacer trabajo académico. Así, realizaron esa labor junto con integrantes de la Unidad de Estudios sobre Opinión (UDESO), también del IIS.

“Formamos un equipo con Yvon Angulo (muestrista, responsable de las encuestas y de la coordinación de quienes hacían el trabajo etnográfico), Erika Ramos y Gabriel Pérez Salazar”, indicó.

En la primera etapa, se hicieron tres encuestas nacionales que incluyeron 183 bibliotecas públicas distribuidas en el país, desde Baja California hasta Yucatán, y seis segmentos: bibliotecarios, encargados de módulos, autoridades escolares, municipales, usuarios y no usuarios.

Entre los no usuarios encontramos que en ocasiones sí lo habían sido, pero en cuanto terminaron su etapa escolar dejaron de serlo. Por lo que se refiere a los adultos, se acercaban muy poco a esos centros, pero en la segunda etapa vimos mayor interés, relató.

Porcentaje alto

En la evaluación de finales de 2010, encontraron que 25 por ciento de los sitios referidos no cuentan con Internet, lo que significa que sus socios (en su mayoría presidentes municipales de los lugares donde se localizan) no hacen bien su tarea.

También, observaron que algunos bibliotecarios permiten el uso de una computadora sólo si el usuario consultó primero un libro, pues aún piensan que la función es dar información, pero a través de los libros.

“No consideran que los medios impresos son sustituidos por las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), sobre todo para buscar datos, no tanto para leer una novela o un cuento. El problema es que los acervos están desactualizados. Si queremos que niños y jóvenes se acerquen, quizá sea necesario ofrecerles otro tipo de textos que llamen su atención”, opinó.

Oportunidad

De acuerdo con la universitaria, el PASDBP representa una oportunidad para la actualización a un costo mucho más bajo (es más económico pagar la conexión a Internet que comprar los acervos que se necesitan), desempeñen un nuevo rol en la instrucción de estudiantes y se conviertan en lugares de acceso dentro de las comunidades.

Por ejemplo, el tema de la nanotecnología es de actualidad, pero los libros de esos centros no tienen nada al respecto; pero si tienen Internet, se puede consultar de manera gratuita y empezar a tener contacto con las nuevas tecnologías”, finalizó.