El adelgazamiento o perforación de la capa de ozono provoca que penetren a la Tierra los rayos ultravioleta, que no sólo dañan al ser humano, sino también al fitoplancton, que constituye la base de la cadena alimenticia en medios marinos, afirmaron José Luis Godínez Ortega y David Hernández Becerril, académicos universitarios.
El fitoplancton, explicaron, está formado casi en su totalidad por algas unicelulares microscópicas y fotosintéticas que se mueven en la parte del mar conocida como columna de agua.
Generalmente es muy sensible a los cambios ambientales porque su pequeño volumen facilita el contacto cercano con el medio. Además de contar con ciclos de vida cortos, las comunidades fitoplanctónicas podrían estar entre los más rápidos componentes de un ecosistema para responder a las condiciones variables del entorno, explicó Godínez Ortega, investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
De la proteína que consumen los seres humanos, 50 por ciento es de origen marino, y más del 50 por ciento del oxígeno atmosférico proviene de los océanos; entonces, si se daña a ese conjunto de organismos no sólo se tienen problemas con la producción de ese elemento, también se altera la cadena trófica, porque las algas son el alimento del zooplancton, del que a su vez se nutren peces más grandes y el hombre, alertó.
Radiación ultravioleta
Al respecto, Hernández Becerril, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de esta casa de estudios, comentó que la radiación ultravioleta afecta a especímenes vivos; de hecho, si se quiere tener un ambiente estéril se aplica este tipo de rayos.
También, agregó, afecta la mutación y actualmente hay varios trabajos que demuestran que ha disminuido la fotosíntesis del fitoplancton, lo que ocasiona que los organismos dependientes empiecen a desaparecer.
Este fenómeno se presenta principalmente en la Antártica, donde se encuentra el agujero en la capa de ozono. Ahí, se ha detectado alrededor de 12 por ciento de descenso de la fotosíntesis, refirió.
Aunque también el cambio climático es un factor que influye en el aumento de dióxido de carbono y, con ello, se propicia el agotamiento de la capa. Asimismo, el incremento en los niveles de radiación UV puede persistir por más tiempo debido a los efectos del calentamiento global en la estratósfera, lo que podría retrasar la recuperación de la capa de ozono, precisaron los académicos universitarios.
En tanto, Godínez Ortega indicó que los contaminantes, clorofluorocarbonos, principalmente, son los que en las últimas décadas han destruido la ozonósfera.
Si ésta se adelgaza o perfora, entran directo a la Tierra dos tipos de rayos ultravioleta: el de onda larga, que va de los 400 a los 320 nanómetros (UVA), que afecta en menor grado el aparato fotosintético de las algas. Para éstos existen pigmentos accesorios como las xantofilas y carotenoides, que funcionan como fotoprotectores que atenúan o disipan la energía en forma de calor.
Y los de onda media, que son los que dañan en mayor proporción y van de 320 a 280 nanómetros. Se les llaman UVB, y son los más letales porque modifican principalmente el ADN del fitoplancton.
Ante la situación, estas algas han creado ciertos mecanismos de defensa. Por ejemplo, las cianobacterias, organismos que provienen del Precámbrico, donde las condiciones eran muy severas; entonces, tuvieron adaptaciones que fueron heredadas a las siguientes generaciones, apuntó.
Esto ha derivado en que las algas acumulen aminoácidos tipo micosporina (MAAs) que funcionan como fotoprotectores, pues absorben la radiación UVB, puntualizó.
Los organismos fitoplanctónicos tienen flagelos, y esta capacidad de moverse se llama fototaxis, que puede ser negativa o positiva; ello los hace migrar de las zonas donde hay mucha energía solar hacia otras con menor cantidad para protegerse de la radiación ultravioleta y evitar que se destruya su aparato fotosintético.
Otro fenómeno resultante de la exposición a los rayos UVB es la reducción y alteración en la composición molecular de la liberación extracelular de materia orgánica por las algas; estos exudados son la fuente de carbono utilizada por las bacterias, y al ser modificados son difíciles de asimilar por las bacterias, lo que afecta el reciclaje de la materia orgánica.
Entonces, subrayó, resulta importante comprender cómo las comunidades fitoplanctónicas se adaptarán a los efectos de la UVB, porque esto permitirá realizar predicciones exactas de respuesta de los ecosistemas a los cambios en los escenarios climáticos.
Aunque estas formas de defensa han funcionado, se debe recordar que los daños a la capa de ozono se exacerban más con el incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que una forma de contribuir a no deteriorar estos sistemas es realizar acciones para controlar y disminuir este fenómeno, concluyó.