Antes de iniciar la construcción del nuevo edificio que alojará al Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) –entre el estacionamiento cuatro del Centro Cultural Universitario y Universum, Museo de las Ciencias– un grupo de estudiantes y académicos de los institutos de Biología (IB) y Ecología (IE) y de la Facultad de Arquitectura (FA) se unieron con jardineros de la Dirección General de Obras y Conservación (DGOC) para colectar y rescatar plantas silvestres del Pedregal de San Ángel.
En una mañana, dos camionetas hicieron ocho recorridos repletas de especímenes del ecosistema del campus, como nopales, pastos nativos, las rojizas “orejas de burro”, gramíneas, árboles “palo loco” y hasta alguna orquídea.
“Servirán para la propagación de especies nativas y otras para formar parte de varias áreas verdes de Ciudad Universitaria”. Con esta iniciativa se evita la destrucción de plantas propias de esta zona y se promueve su reproducción y uso en diversos sitios de la Universidad, explicó Javier Caballero Nieto, jefe del Jardín Botánico (JB) del IB.
Además, desde la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA), Pedro Camarena impulsa la xerojardinería (“xero”, que significa seco), que promueve la creación de jardines con bajo consumo de agua, basados en el uso de especies nativas y diseños originales.
“La xerojardinería ha servido para que varias entidades de esta casa de estudios transformen sus áreas verdes, que convencionalmente estaban formadas por especies exóticas que demandan gran cantidad de agua; las han sustituido por las nativas, compatibles con el paisaje y nutridos con ejemplares que se rescatan de lugares como éste”, añadió el arquitecto.
Luis Zambrano González, secretario ejecutivo de la REPSA, aclaró que aunque el terreno que ocupará el C3 no pertenece a la reserva, el ecosistema sí forma parte del Pedregal de San Ángel y es importante conservarlo.
“Es imposible detener la construcción de sitios importantes para la Universidad como este nuevo centro de investigación, pero este esfuerzo de recolectar, conservar y reintroducir las plantas en varios sitios del campus nos ayuda a mantener las especies nativas y utilizarlas de nuevo en su sitio de origen”, destacó.
Ejercicio que rescata y educa
“Ya se ha hecho costumbre que antes de comenzar cualquier construcción, la DGOC nos avise para inspeccionar el sitio e iniciar el rescate. Hemos logrado hacer recolecciones importantes en la Filmoteca y en las nuevas instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras”, comentó.
Se llevan al invernadero del JB, donde sirven como material para propagación, donación y proyectos de reestructuración de las áreas verdes. “Son como pie de cría y algunas las incorporamos a las colecciones de plantas vivas”, añadió.
Al concluir la construcción, algunas especies volverán al sitio, como el pasto nativo, que aún dentro de Ciudad Universitaria ha tenido que ceder su espacio al introducido. “La idea es que las áreas verdes de los edificios tengan los especímenes rescatados”.
Éste es un trabajo coordinado de varios años, en donde laboran en equipo el JB, el IE, la FA, la Secretaría Ejecutiva de la REPSA, la DGOC y el Programa Universitario de Medio Ambiente. En esta ocasión también participa el C3.
“Ha sido algo inédito y alentador que esta vez fueran los próximos habitantes de este espacio quienes hayan tenido la iniciativa de llamarnos. Seguramente recibirán parte de los ejemplares para sus jardines”, comentó Caballero.
Finalmente, Zambrano consideró que con estos ejercicios, la visión de los universitarios cambia “a favor de ecosistemas que son los nuestros y no pequeños campos de golf, como les digo a los jardines”.