Las pieles de pescado, pollo y pavo pueden incursionar en la industria del vestido, carteras, cinturones y billeteras, y tratadas con el sistema Xipe se ahorran grandes cantidades de agua y no se contaminan ríos y mares, como suele suceder con empresas curtidoras.
Hermilo Leal, del Departamento de Alimentos y Biotecnología, y Héctor Anaya, pasante de la Facultad de Química (FQ), explicaron las adecuaciones y detalles del método, creado hace tiempo por Eusebio del Cueto.
Habitualmente, la industria respectiva consume excesivas cantidades de líquido en los distintos procesos de transformación, además utiliza químicos como el sulfuro de sodio y cal, entre otros, altamente contaminantes, que terminan en drenajes y ríos.
Soluciones salinas y alcalinas en altas concentraciones son la base del proceso Xipe, que se aplica en la etapa del “trabajo de ribera”, en donde las pieles son acondicionadas para el curtido posterior.
Al neutralizar las soluciones alcalinas con ácido clorhídrico, se obtiene una solución salina relativamente pura, pues las grasas presentes son precipitadas y recuperadas como lodos, que pueden servir como materia prima en la elaboración de jabones, champús y cremas, o para propiciar cicatrizantes, fertilizantes y alimentos para animales.
Xipe
Xipe fue el dios azteca de los desollados; Héctor Anaya tomó el nombre para su empresa, que en sus inicios trabajaba sólo con chinchillas, en Topilejo.
Las pieles de pescado que trata en forma artesanal –en espera de apoyos y recursos–, son de dorado, lenguado, robalo, huachinango; las de cazón y tiburón son muy resistentes, aseguró el químico en alimentos, egresado de la FQ.
“Con el manejo de otras podría dejar de emplearse la víbora y aprovechar las toneladas de las de pescado que se tiran a la basura y contaminan. Ya trabajadas, pueden tener aplicaciones en zapatos, billeteras y carteras; a la de pollo se le puede dar una apariencia y color de cocodrilo”, ejemplificó.
Por su parte, Hermilo Leal indicó que “en la industria, el agua contaminada va directamente al drenaje donde se pudre, luego pasa a los ríos y mata a los peces”.
Existen pieles peleteras, con pelo; escamosas, de los pescados, víbora o cocodrilos, y lisas, del cerdo y res. Con el método Xipe, la concentración salina y alcalina varía para despojarlas de esos elementos.
Para la conservación de las tratadas con este método, un trapo húmedo, además de polímeros, barniz, o simplemente con el jabón de calabaza, es suficiente para que dure más de un lustro.
En la actualidad, la industria curtidora ha procurado mejorar sus procesos, pero los resultados no han sido muy alentadores para el impacto ambiental.
Etapas
La preparación comienza con el acondicionamiento en soluciones salinas, colocándolas en tambos agitados por rotación. En las de pescado, por ejemplo, este proceso se hace durante 30 minutos a 18 revoluciones por minuto.
Continúa con el apelambrado en una solución de sosa durante 24 horas en rotación; esta última quita la grasa y se usa generalmente a una concentración de 18 grados baumé.
En la siguiente etapa, se neutralizan con ácido clorhídrico antes de aplicar el curtiente. Son lavadas de nueva cuenta en soluciones salinas, como una preparación para establecer las redes o enlaces entre las cadenas de proteínas que se generan al aplicar el curtiente. En todas las etapas el agua se recicla y se abaten costos.
Otro paso es el curtido en solución salina con sulfato básico de cromo, etapa que lleva alrededor de seis horas para convertir la piel en cuero por medio de la aplicación de aquél para unir las cadenas de proteínas.
Después, se aplica el recurtido, hay dos tipos: natural y sintético. En el primero, se emplean sustancias derivadas del árbol quebracho, también se puede utilizar la corteza de la mimosa, abeto, tamarindo y cáscara de nuez, o bien, la aplicación del ácido tánico. La intención es dar consistencia, flexibilidad, espesor y color, sobre todo relleno, sin que la piel sea quebradiza. Así, cualquier superficie puede ser teñida de verde, café, blanco y negro, entre otros.
El sintético se vale de compuestos condensados, es decir, sifonados; por ejemplo, de formol y ácidos dicarboxílicos, que darán resistencia, relleno y flexibilidad.
Para la brillantez y suavidad, se agrega leche, pues sus grasas flexibilizan y los carbohidratos dan la presentación acaramelada; son trabajadas en rodillos de vidrio a altas presiones, y según los requerimientos, algunas veces los reversos son lijados.
Para que las pieles tengan su olor característico, en la recurtida pasan a una sección de engrasado, donde se integra aceite de manitas de puerco y de res, con el con el objeto de darles flexibilidad y resistencia al desgarre.