*Adiós al Chepo
A ver si no llegó tarde el cese de Juan Manuel de la Torre a la selección de futbol, esperado hace tiempo por los malos resultados en la eliminatoria al Mundial de Brasil.
Él desperdició la oportunidad de renunciar con dignidad al ver que no tenía objeto seguir en el cargo.
El Chepo salió hasta perder ante Honduras y todavía al finalizar el partido dijo que seguiría, confiado en que no lo quitarían por estar cerca el cotejo con EU el martes próximo.
Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Futbol, quien se había empeñado en sostenerlo, lo cesó esa madrugada.
Lo sostuvo sin justificación cuando medio mundo exigía su salida, y nombró a Luis Fernando Tena, el técnico que nos dio el Campeonato Olímpico de Futbol en 2012. Ojalá no sea tarde, porque no pueden hacerse milagros.
Prospecto importante, Vucetich, no aceptó el puesto antes que designaran al Chepo, por su compromiso con el Monterrey, club que no titubeó en despedirlo la semana pasada por falta de resultados, pese al prestigio de Víctor Manuel quien, así y todo, habría sido adecuado para el Tri.
El Flaco lo merece porque puso nuestro futbol en el escaparate de los grandes; pero se le desaprovechó ante los fracasos del Chepo, como hacen con Chucho Ramírez y el Potrillo Gutiérrez, técnicos que ganaron lauros mundiales con la Selección Sub27 y los deben apoyar para que formen más valores juveniles.
Peligra la ida al mundial en ésta la peor etapa de los ratoncitos verdes, que no tienen juego de conjunto –ya no vistoso- tácticas de pizarrón, tiros de media distancia ni centros de extremos para el Chicharito y Oribe Peralta, los goleadores.
Esa enciclopedia de futbol y mañanas que es Nacho Tréllez decía que los partidos se ganan metiendo la pelotita en la meta; a la que los ratoncitos casi no le atinan ni de milagro.
No es patrioterismo decir que hasta los de huarache nos pisan, pues equipos que ni dormido ganaban al Tri, hoy lo tienen de cliente. Honduras se dio el lujo de dar el aztecazo, al derrotarlo en el Coloso de Santa Úrsula.
El público se alejó del graderío, y el que llega por la enorme publicidad para estos partidos infumables, terminó por hacer berrinches, corear las jugadas del contrario, abuchear al Tri, sobre todo al Chepo.
Éste insistía en que lo importante eran los resultados, no jugar bien; pero apenas logró 8 puntos de 21 posibles que tienen al equipo en la perspectiva de calificar sólo en repechaje con Nueva Zelanda, campeón de Oceanía.
De risa sería hablar a estas alturas del gigante de la Concacaf, pues cayó al precipicio, de donde confiamos lo salve Tena con las artes con que ganó los Olímpicos de Londres y la final contra Brasil, incluso con Neymar, a quien los mexicanos secaron y obtuvieron el máximo lauro del futbol nacional en toda su historia.
La selección de Londres nada tiene que ver con la decepción nacional actual; aquélla tenía empuje y jugadas prefabricadas, como la que nos dio la medalla de oro con un centro de Marco Fabián, que Oribe Peralta remató de cabeza, vino de atrás y engañó a las defensas cariocas al colocarse.
Falta convocar a nuevos jugadores y cesar a los que medio cumplen sin mayor esfuerzo, o sabotean a sus compañeros por sentirse indispensables. Hay que conjuntar a quienes se partan el alma, sigan las indicaciones del técnico y sientan la emoción de vestir la camiseta nacional.
El locutor Enrique Bermúdez dice que el futbol es el juego del hombre; por eso no caben prima donnas ni esquiroles.