Raúl Mejía González, director general del Comité del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, CEFP, de la Cámara de Diputados, dijo que el crédito bancario en México ha disminuido y dejó de ser un factor importante para el crecimiento.

Detalló que en el 2012 el crédito total representó 20.3 por ciento del Producto Interno Bruto en la economía y en 1994, el 47.3 por ciento, es decir, actualmente equivale a menos de la mitad.

Comentó que en comparación con otras economías emergentes, el crédito del sistema bancario en el país es bajo. De acuerdo con el Banco Mundial, representa el 71 por ciento para Chile y 98.3 por ciento para Brasil; y en economías asiáticas como India, Corea del Sur y China significa el 74, 102 y 145 por ciento, respectivamente.

Precisó que a marzo de 2013, de los 44 bancos comerciales que operan en el país, 7 concentraron el 80 por ciento de todos los activos totales de la banca.

Estas siete instituciones participan con el 84.1 por ciento de la cartera total de crédito, 83 por ciento de la captación total de ahorro; 78 por ciento de la inversión en el Mercado de Valores y 89.4 por ciento de las utilidades del sistema.

Añadió que los bancos tienen más utilidades porque han privilegiado el crédito al consumo y les interesan las ganancias rápidas, de corto plazo y no financiar actividades productivas que son de mediano y largo plazo.

En relación a las tarjetas de crédito, indicó que cualquier persona paga el 30 por ciento de interés promedio, y en créditos hipotecarios, 15 por ciento. En el ahorro, la banca paga poco y en el crédito genera muchos intereses.

Enfatizó que el crédito es un instrumento para el desarrollo y es parte del financiamiento fundamental para el funcionamiento de la economía.

Mencionó que una de las razones del por qué no crece el país es porque el crédito no es suficiente y se requiere financiar más a la economía o a todos los agentes económicos para tener mayores condiciones de crecimiento.

Mejía González destacó la necesidad de que las organizaciones civiles impulsen una cultura financiera en la sociedad, para que no caigan en trampas como el “compre ahora y pague después” y el abusar del crédito al consumo, ya que comprometen el bienestar de sus familias. 

Puntualizó que es importante poner un alto, “esto no puede funcionar así, porque una economía que funcione así va condenada al fracaso, no está ordenada, no está organizada, por eso no crecemos, y no se elevan los niveles de bienestar”.