El senador Ricardo Monreal Ávila lo dijo contundente, convencido y retador: “La licencia anunciada al Partido de la Revolución Democrática por Andrés Manuel López Obrador es un acto de congruencia política y un emplazamiento para que la actual dirigencia nacional revise ya su línea táctica de promover alianzas con el partido Acción Nacional”.

Y añadió: “Hay que revisar con seriedad y colocar en una balanza qué gana y qué pierde la izquierda mexicana con estas alianzas”.

El líder de la bancada petista en el Senado dijo que hasta el momento, el único estímulo para impulsar estas alianzas es sacar al PRI de los gobiernos locales o impedir su regreso a ellos. “Eso suena bien en lo inmediato, pero en el mediano y largo plazo no hay ningún otro beneficio tangible para la izquierda”, expuso.

Por ejemplo, explicó Monreal, en los gobiernos aliancistas del pasado y del presente no hay programas de gobierno que recojan las demandas más sentidas de la izquierda, como son el combate a la pobreza extrema, a la corrupción, el acceso de los jóvenes a la educación superior, la seguridad social universal y la seguridad ciudadana integral, sin enfoques exclusivamente policiales o punitivos.

Recalcó que la izquierda gana más deslindándose de esta pugna que sumándose a una de sus partes, su papel no es ser comparsa de ninguno de esos partidos de la oligarquía, sino construir una opción diferente a la del PRI y el PAN. Su función no es apuntalar el bipartidismo conservador entre el PRI y el PAN, sino construir una opción popular independiente, un cambio verdadero desde la izquierda.

Hasta el momento, ninguno de los gobiernos aliancistas se ha traducido en un beneficio tangible para los ciudadanos, especialmente para los más necesitados. Simplemente ha habido un cambio de siglas y de personas, pero no de signo político ni de políticas de gobierno.

“Parece olvidarse que, en el 2006, el PAN se alió con el PRI para impedir que la izquierda accediera al poder mediante las urnas. Con ello, ambos partidos mostraron su verdadero rostro autoritario. Hoy el PAN quiere hacer lo mismo, pero en alianza con el PRD, su anterior víctima política. Esto no se llama aliancismo democrático, sino masoquismo político. Y no es precisamente un avance ciudadano, sino una enfermedad política”.