Guillermo Pimentel Balderas
En conferencia de prensa, integrantes de la coalición “Un campo para nutrir a México”, demandó una política agroalimentaria y nutricional integral, que incluya una planeación estratégica desde la producción agropecuaria hasta el consumo humano, tomando en cuenta no solamente el crecimiento económico, sino la salud de todas t todos los mexicanos.
Alfonso Ramírez Cuellar, del Barzón; Julieta Ponce Sánchez, de COA-Nutrición; Ahtziri González, de Oxfam-México, y Silvia Díaz , de Greenpeace-México, aseguraron que los principales beneficiados del actual modelo de producción de alimentos son las empresas multinacionales como Nestlé, Minsa, Maseca, Lala, Alpura, la Costeña, Verde Valle y Alazán, entre otras.
Descalificaron el proceso para la Reforma del Campo, pues consideraron que para lograr una verdadera transformación del agro en beneficio de los mexicanos, su salud y su economía, y no en beneficio de las grandes corporaciones que acaparan el mercado alimenticio en el país, esta Reforma debe encaminarse a lograr una producción local de alimentos nutritivos.
La reforma del Campo, expusieron que se está centrando en temas de productividad y competitividad, que aunque sin duda son importantes, ignoran un tema fundamental: la salud y la nutrición de los millones de mexicanos del país.
Ramírez Cuellar comentó que la Sagarpa apenas entregó un borrador de lo que sería la reforma del Campo, al que calificó de “miserable”, en su contenido, ya que contiene un abandono y desprecio a la producción en el campo.
Indicó que para atacar a las grandes empresa productoras de alimentos, en su mayoría “chatarra”, debe crearse un Sistema Nacional de Compras Públicas, con el objetivo de que sean abastecidos directamente por productores nacionales a los que son grandes clientes, como las Secretarais de la Defensa Nacional y la de Marina, entre otras instituciones públicas con grandes comedores.
Silvia Díaz -coordinadora de la campaña de Agricultura y Alimentación de Greenpeace-, argumento que la agricultura debe tener como principales objetivos producir alimentos sanos, suficientes y de calidad, además de ser el sustento y modo de vida de millones de campesinos. “La situación de México indica que la agricultura no está cumpliendo con ninguno de esos objetivos ya que existe una creciente presencia de pobreza y mala nutrición”.
Julieta Ponce, a su vez, se refirió a la alarmante encuesta nacional de salud y nutrición de 2012, que muestra que el 2.8 por ciento de los niños menores de cinco años presentan bajo peso, mientras que el 71.2 por ciento de los adultos, el 34.3 por ciento de los escolares y el 35 por ciento de los adolescentes sufren sobrepeso y obesidad.
“Esto es el resultado de que por décadas las políticas del campo han estado desvinculadas de las políticas de salud. Sin haber resuelto aún los problemas de desnutrición, México transitó al sobrepeso y la obesidad generalizados entre la población, padecimientos que a su vez son causa de enfermedad y muerte”, advirtió la directora de Nutrición-COA.
Ramírez Cuellar, al retomar la palabra, advirtió que se acercan incrementos de precios en la tortilla y en el pan blanco, entre otros alimentos básicos para la población mexicana, por la presión de las grandes empresas a las que le tiene miedo el gobierno federal, “mejor dicho pavor”, que controlan también los precios de los alimentos.
“El Estado tiene la obligación y la responsabilidad de cambiar esta situación mediante el diseño de políticas públicas orientadas a hacer realidad el derecho a la alimentación, incrementar la producción alimentaria, reducir la dependencia, profundizar el financiamiento, reordenar el mercado agroalimentario, promover el desarrollo regional armónico, fortalecer la pequeña y la mediana agricultura, y aumentar la capacidad del país en materia de investigación, innovación y transferencia tecnológica”, acotó.