Apenas dimos a conocer en nuestra gustada sección de “Grageas Digeridas” el cansancio que asoma la precandidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, y pronto comenzó a llegar información que advierte del peligro físico que corre la aspirante a Los Pinos.
De acuerdo con lo recabado por nuestros sabuesos informativos, Vázquez Mota registró severos desvanecimientos allá por el mes de julio del 2007 y esto se encargó de filtrarlo su acérrima enemiga Elba Esther Gordillo Morales.
En ese entonces circuló la versión, claro, patrocinada desde el cuartel magisterial, que Josefina Vázquez se encontraba muy desmejorada de salud, debido a que había sido infectada por un virus que no podía erradicar, razón por la cual mostraba ese aspecto físico notoriamente disminuido.
Pero alguien salió para filtrar la versión de que la mujer sufría ese aspecto físico por la anorexia que la estaba afectando desde hace algunos meses, pues estaba obsesionada por su aspecto físico, síndrome típico de este padecimiento. Incluso, hubo quien afirmó que había llegado a tal extremo, que prácticamente no probaba alimentos sólidos.
Esto fue confirmado por un político panista cercano a ese círculo de poder, quien recordó que durante una gira con el presidente Calderón, a bordo del avión presidencial, cuando sirvieron los alimentos Josefina los rechazó y sacó un pequeño tupperware en el que llevaba solamente dos rebanadas de queso panela, que fue todo el alimento que consumió. Este hecho, y el aspecto de Josefina, motivó que Calderón le dijera textualmente: “Pareces anoréxica”, a lo cual Josefina se limitó a sonreír.
Además, durante comidas oficiales y privadas, Vázquez Mota se limita a comer, cuando mucho, una pequeña pechuga de pollo a la plancha, acompañada por verduras hervidas, aunque con frecuencia prácticamente no consume alimentos sólidos.
También se afirma que sumado a lo anterior, durante los últimos meses ha mostrado una verdadera obsesión por el ejercicio, fundamentalmente por la bicicleta fija, a tal grado que en todos los lugares donde pernocta durante las giras de trabajo, ordena que sea instalada en su habitación una bicicleta fija, levantándose normalmente entre cuatro y cinco de la mañana para empezar con su rutina de ejercicios, sin importar lo tarde que se hubiera dormido.
Finalmente, ha trascendido que a últimas fechas duerme solamente entre cuatro y cinco horas diarias, en promedio, lo que se demostró con lo ocurrido hace algunos días, cuando casi se quedó dormida en la entrevista radiofónica que le hacía una conductora que acompaña a Pablo Iriart Lebert en un programa de noticias.