Este Pacto al que asistimos no es entreguismo, sino voluntad para contribuir a la construcción del otro México que pide el pueblo y porque nos indigna que los poderes fácticos de todo tipo hayan doblegado una y otra vez a los gobiernos de uno y otro partido. La genteestá cansada de mentiras y de tener una democracia política sin alma social y por eso asumimos el riesgo como partido, convencidos de que vale la pena.
Así lo dejó en claro el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano Grijalva, al exponer los motivos que llevaron al principal partido de la izquierda a integrarse al Pacto por México convocado por el presidente Enrique Peña Nieto.
Aquí las palabras textuales del perredista: “Hoy, estamos aquí fuerzas políticas que hace apenas unos cuantos meses disputamos el voto entre las mujeres y los hombres de nuestro país. Fuimos a la contienda electoral a proponer nuestro programa, a presentar nuestras propuestas, nuestro diagnóstico de la vida del país y de los estados.
Fuimos a esa contienda convencidos de que México necesita un cambio profundo, un cambio verdadero y al igual que millones de mexicanos, de mujeres y de hombres, en el PRD estamos profundamente insatisfechos con la realidad actual de nuestra Patria.
Nos duele el rezago histórico frente al anhelo de que las mujeres y los hombres de nuestro país tengan derechos plenos y mejores condiciones de vida.
Nos duele la desigualdad social y la injustica, la enorme y ya casi insultante concentración de la riqueza en los sectores de más altos ingresos.
Nos duele que la educación no sea hasta hoy una palanca para el ascenso social y para la superación de nuestros rezagos.
Nos duele la discriminación contra los pueblos indios y contra los sectores vulnerables de la sociedad.
Nos indigna que los poderes fácticos de todo tipo hayan doblegado una y otra vez a los gobiernos de uno y otro partido.
Como resultado de las elecciones, tuvimos un respaldo a las propuestas de la izquierda, especialmente, hacia el PRD. Ganamos de casi 16 millones de votos, ganamos nuevas voluntades, ganamos nuevos territorios, también.
Y en su momento, oportunamente hicimos nuestro juicio político y nuestro juicio institucional sobre la calidad democrática de la elección. Las ejercimos a plenitud, esperamos el fallo de las autoridades correspondientes del Tribunal. Lo emitió constitucionalmente en apego a sus voluntades.
Y aquí estamos en este nuevo capítulo de la historia como un partido respetuoso de la institucionalidad de nuestro país.
Y, por lo tanto, también, lo que sucedió en las urnas, la decisión del electorado fue que ninguna fuerza política, como se dice, en la introducción del documento puede por sí sola sacar adelante sus propuestas o resolver los grandes y graves problemas del país.
Y cabe, entonces, la pregunta. Qué hacer, ante esa decisión de una sociedad que, al mismo tiempo, que distribuyó el poder está cansada de décadas, de mentiras; de esa mayoría de la sociedad, que sabe que la democracia política tiene un enorme déficit social, de que tenemos una democracia política sin alma social; de que los partidos políticos pensemos, solamente, o principalmente, en función de nuestros intereses.
La respuesta es muy sencilla. La gente quiere verdades y acciones efectivas de nosotros. Dice un prestigiado político mexicano, politólogo mexicano. Que cuando los pueblos llegan a lo más elemental; o sea, a la preservación de la vida, tienen que hacer cuentas con su pasado, y es cuando se reinventan, cuando llenan de nuevos contenidos sus valores colectivos; o los llevan a terrenos que nunca antes habían ensayado, derriban fronteras que parecían infranqueables, es cuando maduran.
En el PRD, estamos convencidos de que México ha llegado a ese punto, al de la sobrevivencia, en todos sus sentidos. Hay un agotamiento evidente del modelo económico, político y social, cultural, en el que nos desenvolvemos, pero al mismo tiempo, México ha madurado para dar un salto hacia adelante, y reinventarse, como lo dice este prestigiado politólogo.
Por eso necesitamos cambiar le ecuación, no pensar para nosotros como partidos políticos, sino para actuar responsablemente, hablar con la verdad y emprender nuevas acciones.
Y hablando con la verdad, una primera verdad, es que son tan grandes los problemas que tenemos en nuestro país, que una sola fuerza, como lo hemos dicho, por sí sola no podrá plantearse el reto de enfrentarlos exitosamente.
Una segunda verdad, es que tampoco lo podrá hacer una sola persona, en este caso, un solo hombre, desde la Presidencia de la República. Ya otros, con buena voluntad, o por arrogancia, lo intentaron y fracasaron.
Una tercera verdad, es que los partidos políticos y gobiernos, no podemos asumir que solamente con buenas voluntades enfrentaremos los retos. Y las élites políticas, los partidos políticos, solos, hasta por la desconfianza social de la gente, en nosotros, no podremos solos dar este salto exitoso hacia adelante.
O la democracia es de todos, o no es democracia, sino mera simulación o demagogia. Aquí, se requiere que todos los sectores, nosotros y la oposición ciudadana; nosotros, partidos políticos y gobiernos, y la oposición ciudadana, que representa a una sociedad fuerte y activa, participe de estos esfuerzos, participe en la toma de decisiones.
Por ello, estamos aquí fuerzas tan diferentes, con la convicción de recuperar la vigencia del Estado mexicano, para darle fuerza y valor a la institucionalidad, dispuestos a cambiar la ecuación de hacer política sólo pensando en nosotros y no pensando en la sociedad y en nuestra Patria.
No queremos la descomposición ni la violencia que, desgraciadamente, el día de ayer se hizo presente en esta ciudad capital de todos los mexicanos. Una violencia que no queremos y que no podemos ni debemos avalar.
Después de dos meses, este equipo, al que yo le reconozco, también, todo el trabajo que en distintos momentos y con distintas participaciones, hizo posible que llegáramos, como ya lo mencionó el presidente Madero, a este evento en el que hoy nos encontramos. A un pacto nacional, a un pacto por México, a un pacto por la gente. Con importantes contenidos, como se podrá ver, cuando se analice. Como una expresión de voluntades allí aterrizadas, que se hicieron presentes.
Y hay que ver que esto no es más que un primer paso, apenas. Le toca, con toda la autoridad que tiene el Poder Legislativo, asumir y traducirlo en hechos, en acuerdos legislativos, en reformas legales, al Gobierno de la República, por supuesto, y a los gobiernos de los estados, pero, especialmente, al Gobierno de la República, encabezado por el licenciado Enrique Peña Nieto.
Desde luego, también, le toca una parte fundamentalísima en este sistema político que está diseñado, justamente, en esta situación, en esta tesitura. Pero sigue todo lo demás, esta es una parte de hacerlo realidad.
Ya ayer, yo celebro que así haya sido, el Presidente de la República asumió en su discurso dos grandes de los contenidos que están presentes en este Pacto por México. Celebro que los haya retomado y los haya hecho suyos como parte del inicio de su gestión para los próximos seis años.
Sabemos que hay suspicacia, mucha suspicacia en la sociedad. Por ello, proponemos este método de seguimiento y de evaluación. Y por ello, también, la necesidad de un órgano evaluador y de seguimiento desde la sociedad civil. Hay que escuchar a las organizaciones de la sociedad civil, a las organizaciones sociales, que sé, a estas alturas, que tienen observaciones y que deben participar con una visión crítica y enriquecerlo. Y hay que saberlos escuchar para que, justamente, logremos que haya esta participación y no se quede encerrada en las élites políticas.
Hay quienes nos advierten, por otro lado, que esto no se va a cumplir. Y a nosotros, especialmente, como el partido más importante de la izquierda nos dicen que estamos entregando nuestro capital político, y que nos estamos desdibujando como izquierda, que estamos perdiendo el perfil de fuerza de izquierda.
Yo quiero aquí refrendar ante este evento tan importante, en este sitio tan lleno de historia, que sabemos que es un riesgo, sí, pero que vale la pena asumirlo. Son de esos riesgos que vale la pena tomarlos de frente y en nuestras manos.
Y el PRD, como principal partido de la izquierda, está claramente decidido a actuar como una izquierda responsable. No le apostamos al desastre en el país, queremos crecimiento, desarrollo económico con democracia y con dignidad social.
Somos oposición nacional, pero somos gobierno en cinco entidades de la República como fuerza de izquierda, en 345 presidencias municipales y con presencias indiscutibles en las Cámaras del Congreso de la Unión y en las Cámaras locales. Y, sobre todo, millones de votos y de mucha gente que esperanzada en un cambio verdadero votó por nosotros.
Por eso, hoy, también, hay que decirlo, más que esperanza, la gente quiere certidumbre de que puede haber un futuro mejor; de que otro México es posible para bien de todos, de nuestros hijos y de las generaciones venideras.
Por eso, estamos aquí, con esa convicción. Democracia ya. Patria para todos”.