Va por consulta popular

El fundador y ahora ex militante del Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, exigió una consulta popular nacional sobre las reformas energéticas y pidió al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto detener las licitaciones de áreas petroleras que son patrimonio de todos los mexicanos.

Además demandó al Congreso de la Unión que se sume a la exigencia de que se abran al conocimiento público  todas y cada  una de sus cláusulas de los contratos petroleros, antes de ser  firmados.

“Por siempre hemos buscado el diálogo y presentado propuestas,  con el único propósito de contribuir a la construcción de acuerdos  que mejoren la operación de la industria petrolera y de los energéticos para el país”, expuso Cárdenas Solórzano.

Destacó que la puesta en marcha de las reformas energéticas peñistas dan por terminada la protección que alguna vez tuviera  México sobre sus hidrocarburos.

Y añadió: “Se termina así con la soberanía energética de México, porque hoy 15 de julio el gobierno de la  República asigna los primeros contratos de producción petrolera a  empresas mayoritariamente extranjeras.

“Con esa acción se inicia la consumación de un crimen más de lesa  patria y el país retrocederá a la subordinación que, en esta materia,  predominó hasta antes de la expropiación petrolera de 1938”.

El hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien expropió la industria petrolera que hoy vuelve a pasar a empresas privadas extranjeras, recapituló sobre las afectaciones que este cambio en  la política energética tendrá en todos los ámbitos de nuestro país,  desde el gasto social hasta la perdida estratégica de control por  parte del Estado:

“La pérdida de control sobre esta área estratégica de la economía  nacional se inició en el momento en que el titular del Ejecutivo y los  partidos que lo apoyan reformaron los artículos 25, 27 y 28 de la  Constitución, en diciembre de 2013.

“Esta reforma incluso carece de “entes reguladores con la  experiencia y fuerza necesarias para controlar a las grandes empresas supranacionales que dominan este sector”.

Como resultado, el Ingeniero augura una agresión frontal a quienes vivan en las regiones con hidrocarburos a ser entregadas, con particularidad vulnerabilidad de los pueblos originarios; la poca rentabilidad de esta entrega para el Estado, ya que la carga  hacendaria pasará de más de 70 centavos por cada peso, a menos  de 20 centavos; y con la reforma de 2008 se ha comprobado que los entes privados “a la vuelta de cinco años, [tienen] una  producción conjunta muy  reducida, que apenas suma 49 mil  barriles diarios.

Otro tanto, dijo, ha pasado con los contratos de servicios múltiples licitados en la cuenca de Burgos, años atrás. Estos ejemplos muestran que el  ingreso de operadores privados no es la panacea que se ha publicitado.

Frente a este panorama de retrocesos inminente en el desarrollo del país, Cárdenas puntualizó las posibilidades de acción: “Hoy, ante la inminencia de regresar a un modelo de explotación petrolera que  será paulatinamente concentrado en empresas trasnacionales, que ya en el pasado probó su inconveniencia para el progreso del país, exhortamos al gobierno federal a detener las licitaciones de áreas petroleras que son patrimonio de todos los mexicanos, dada  su  inconveniencia económica;  a preparar una amplia consulta popular  vinculatoria sobre las reformas, principalmente, al artículo 27 constitucional en materia energética y a construir, con la sociedad y  sus organizaciones, un amplio acuerdo que permita reconstruir la confianza y diseñar una estrategia energética que convenga y fortalezca al país.

“Sería sumamente importante que los integrantes del Congreso de la Unión, en uso de sus facultades, antes de la firma de los contratos petroleros, demanden que se abran al conocimiento  público todas y cada una de sus  cláusulas. 

“Que revise la legislación aplicable para que la representación popular determine legalmente la vigencia de los contratos  petroleros e intervenga en la determinación de los ingresos  públicos que surgen de las cláusulas económicas de esos  contratos, impidiendo que la SHCP los determine discrecionalmente.

“Convocamos a los ciudadanos y a sus organizaciones a  emprender  todas las iniciativas civiles a su alcance, con el propósito de mantener viva la lucha en contra de la entrega a  intereses contrarios a los de México y los mexicanos de los  recursos energéticos del país; para recuperar la soberanía de la  nación sobre sus recursos naturales y para que el Estado garantice  el suministro energético, en su diversidad, calidad y precios, que  permitan satisfacer las necesidades esenciales de toda la  población”.