Los aerosoles atmosféricos son partículas micrométricas –un micrómetro equivale a la millonésima parte de un metro– suspendidas en el aire, y pueden provenir de emisiones volcánicas, tormentas de polvo o la brisa marina.
También de las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y el cambio de uso de suelo. Aunque en abundancia los aerosoles son un componente menor de la atmósfera, influyen directa e indirectamente en el clima, explicó la doctora Telma Gloria Castro encargada del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
Bajo circunstancias normales los aerosoles pueden formar neblina en la capa baja de la atmósfera (troposfera), y también podemos encontrarlos en la estratosfera; estas partículas afectan de manera directa la cantidad de radiación solar que llega a la superficie terrestre.
Entre sus efectos indirectos, se encuentra la formación de nubes, ya que las partículas actúan como núcleos de condensación.
Actualmente, en el Grupo de Aerosoles Atmosféricos, se tienen dos líneas de investigación: La primera consiste en estudiar la evolución, la composición y la morfología de los aerosoles, con el objetivo de entender sus efectos en el clima y en la química de la atmósfera. La segunda línea de investigación de la doctora Telma Castro integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), y su equipo, está relacionada con los forzantes climáticos de vida corta, en específico el carbón negro u “hollín”.
Los forzantes climáticos de vida corta son partículas que se emiten en procesos de combustión, y tienen efectos en el clima, porque absorben la radiación solar y al liberarla, el aire que está a su alrededor se calienta y con ello la temperatura puede cambiar.
En el camino, estas partículas reaccionan con otros elementos de la atmósfera cambiando así sus propiedades químicas y físicas; “ya no son tan negras, sino de un color más claro”, entonces en lugar de absorber la radiación, la reflejan o la dispersan y el aire alrededor no se calienta. Por lo tanto, estas partículas tienen un doble efecto: calentar y enfriar.
“Queremos conocer la contribución de partículas de “hollín” a la atmósfera como resultado de procesos de combustión, en específico de las estufas de leña y los hornos de las ladrilleras. Para lo anterior, en el laboratorio hemos trabajado con este tipo de estufas. Nuestro objetivo es obtener sus factores de emisión y luego extrapolarlo a las estufas de este tipo que hay en el país. Algo similar estamos haciendo en las ladrilleras, a fin de conocer las propiedades físicas (morfología, tamaño, química y concentración de carbono negro) de las partículas que se emiten en sus hornos”, comentó la investigadora.
La contaminación atmosférica
La atmósfera terrestre está compuesta por gases y partículas, estos componentes presentan diferente concentración, y en el momento en que ésta aumenta, ya sea por causas naturales o debido a las actividades humanas se puede hablar de un problema de contaminación atmosférica.
Los científicos que estudian la atmósfera y su clima han encontrado evidencias de que la atmósfera presenta altos niveles de contaminantes, producidos en su mayoría por la quema de combustibles fósiles.
Y al mismo tiempo, diversos estudios indican que la contaminación (gases y partículas) generada en las zonas metropolitanas, puede ser transportada por el viento fuera de las ciudades, propiciando con ello un cambio en la transferencia de radiación solar, la temperatura y la fotoquímica del lugar a donde llega, que puede tener impacto en la calidad del aire local, regional y global, señaló la doctora Castro.
Para comprender mejor estos posibles efectos, durante el mes de marzo del 2006 se llevó a cabo en nuestro país, una campaña de medición de contaminantes atmosféricos emitidos en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). En el proyecto participaron alrededor de 400 investigadores de Estados Unidos, Europa y México.
La campaña fue parte del proyecto MILAGRO (siglas en inglés) que en español se traduce como Iniciativa para una Mega Ciudad: Mediciones Ambientales Locales y Globales de la Contaminación.
El principal objetivo del proyecto, en el que la doctora Telma Gloria participó, consistió en entender la evolución, transporte y alcance de contaminantes atmosféricos producidos en ciudades con más de 10 millones de habitantes, como es el caso de la ZMCM, ya que se estima en el futuro próximo se formaran varias ciudades de esta dimensión.
Además, la investigadora resaltó el papel del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, ya que es una de las pocas instituciones en México dedicada al estudio de la atmósfera, y de las relaciones de ésta con la hidrosfera, la biosfera, la geosfera y la sociedad.