*Aprueba siembra de soya
El gobierno de México aprobó la siembra comercial transgénica de soya a pesar de las advertencias sobre el grave riesgo para la biodiversidad, el aumento en la concentración del mercado de semillas, la transgresión al derecho de los consumidores y el desaliento a la nutrición tradicional de los pueblos.
El pasado 6 de junio, 24 horas después del Día mundial del medio ambiente, el SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria) dio a conocer un permiso de liberación comercial de soya transgénica para una superficie potencial de siembra de 253 mil 500 hectáreas, que incluye el uso de 13 mil 075 toneladas de semilla en los estados de Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz y Chiapas.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales emitió el dictamen favorable para que la tecnología de producción de soya genéticamente modificada sea puesta a disposición de los productores de las áreas agrícolas incluidas en tal permiso.
El Secretario Elvira de Medio Ambiente, quien pasará a la historia como el secretario Monsanto, emitió el dictamen vinculante violando la Ley pues no consideró las opiniones negativas del Instituto Nacional de Ecología (INE), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que recomendaron no autorizar la siembra comercial de soya transgénica por las graves afectaciones ambientales que provocará en esas regiones y en las ANP cercanas. Las autoridades responsables de firmar el dictamen ya están enfrentando procedimientos legales por esta grave violación, señaló Cati Marielle, del Grupo de Estudios Ambientales.
Los miles de apicultores del sureste han denunciado ampliamente la grave afectación que tendrían en la comercialización de su producto, ya que estas siembras extensas de soya transgénica contaminarán la miel que producen. Los consumidores europeos rechazan la miel con trazas de transgénicos y por ello el mercado europeo advirtió que exigirían que la miel fuera etiquetada señalando su contenido transgénico.
Es evidente que este primer permiso en fase comercial de un producto como la soya únicamente beneficia a los monopolios como Monsanto, que buscan acaparar el mercado de semillas en nuestro país. Las prácticas de esta empresa pretenden obligar a los agricultores a comprar sus semillas, lo cual significa un riesgo claro de endeudamiento para los pequeños agricultores.
El gobierno de Calderón está apurando la emisión de permisos de manera ilegal para cumplir con Monsanto, despreciando la opinión de la mayor parte de los mexicanos: científicos, campesinos, ambientalistas, promotores de derechos de humanos. Incluso del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación para la ONU, Olivier De Schutter, quien en el informe sobre su visita a nuestro país, afirmó que la introducción de siembras transgénicas en México tal vez no sea lo mejor para el país y que, de hecho, desvía la atención de los encargados de formular las políticas de problemas más importantes, como la erosión del suelo o la resiliencia al cambio climático.
Julieta Ponce del Centro de Orientación Alimentaria indicó que así el Secretario de Agricultura lejos de atender el grave problema de hambre y desnutrición fomenta la siembra de soya en detrimento de la producción de frijol.
La soya como leguminosa tiene por sí misma beneficios nutricionales para el ser humano, muy similares a los aportados por la leguminosa mexicana por excelencia como lo es el frijol. México puede prescindir de la soya, pero si disminuye el consumo de frijol se pone en riesgo la salud alimentaria y la soberanía.
En la última década cayó el consumo de frijol de 30 a 12 kilogramos anuales por persona y los productores reciben ahora 30% menos del valor estimado por kilogramo, según datos de la UNAPROF (Unión Nacional de Productores de Frijol).
Cada año se ha encarecido el precio del frijol, hoy se compra entre $24 y $30 pesos por kg, y no existen mecanismos de control. Se han incrementado los costos de producción para los frijoleros por el alza del precio del diesel y gasolina, así como de algunos insumos como fertilizante y energía eléctrica.
El frijol se consume en México desde hace 2500 años y en combinación con el maíz constituye la manera más eficiente de la ingestión de proteínas vegetales para la dieta. México tiene la mayor diversidad del género Phaseolus de donde proviene el frijol que además ofrece características propias para recuperar la autosuficiencia agrícola. Debe considerarse cultivo prioritario para la subsistencia nacional.
Ante la crisis en la salud alimentaria de los mexicanos, se debe incorporar nuevamente las preparaciones tradicionales con maíz y frijol, para consumir aminoácidos vegetales, carbohidratos complejos, fibra, minerales, vitaminas y sustancias funcionales; en lugar de comida chatarra.
Ningún cultivo con semillas transgénicas ha demostrado incremento en los rendimientos o beneficios en la producción, para la economía de los pequeños productores y mucho menos para el consumo humano.
Las organizaciones de la Campaña Sin Maíz no hay País declaramos que es inaceptable que el gobierno aliente la siembra de soya transgénica mientras se cae el consumo de frijol y se siembra menos maíz.
La alternativa para la situación alimentaria en México es salvaguardar y mejorar la productividad de las semillas que han demostrado ser las más resistentes en la historia, las mejor adaptadas al estrés, las plagas y el cambio climático como el frijol y el maíz, además del patrimonio cultural, social y de vida campesina.
Es necesario que pongamos atención en elegir al candidato que tenga un real compromiso con los campesinos y el campo, a quien se comprometa a erradicar los transgénicos y a impulsar una política de reactivación inmediata a la producción de granos de la dieta básica, para la preservación del ambiente, el fortalecimiento de la economía nacional, el derecho a elegir comer sano y la soberanía alimentaria, señaló José Herrera Vizcarra.
Finalmente, queremos denunciar el sucio papel que ha jugado la empresa Monsanto en contra de la democracia latinoamericana y exigimos que se restablezca el Estado de derecho en Paraguay. No puede ser que el poder económico de esta empresa quite y ponga gobiernos sólo porque se le niegan los permisos para sembrar su tecnología que es rechazada en el mundo entero, dijo Adelita San Vicente de Semillas de Vida.