México requiere una política exterior crítica y activa que asuma posición respecto a la política global, que defienda principios, enarbole causas y se defina respecto a situaciones y conflictos internacionales.
Así lo afirmó el senador Zoé Robledo Aburto, al participar en el foro Política Exterior de México a Debate y dijo que en los últimos 15 años la Secretaría de Relaciones Exteriores construyó una política exterior a base de comunicados y boletines, confundiendo en muchas ocasiones el principio de la no intervención con la indiferencia ante eventos de carácter mundial.
“Me parece que nuestro país en este momento está justo al filo de la navaja entre ser un actor con responsabilidad global o seguir con la tendencia débil y timorata; nuestra política exterior está obligada a estar claramente definida en su posición, lo que se logra con acciones respecto a nuestra idea de comunidad”, dijo.
Advirtió que la política exterior de México demuestra que no hay una política de Estado que defina posiciones y debería aplicar al interior los principios que dice defender.
Mencionó que si bien México ha firmado más de 100 tratados internacionales de protección a los derechos humanos, aún no ha ratificado el segundo protocolo de 1977 de los convenios de Ginebra para la protección de víctimas de conflictos armados no internacionales.
Zoé Robledo consideró que México debe retomar los aciertos que tuvo a mediados del siglo XX cuando impulsó en la comunidad internacional la libertad y la justicia como herramientas fundamentales para el desarrollo.
Aseveró que la actual estrategia diplomática es preocupante pues tiene un destino poco claro por lo que es necesario plantear objetivos y mecanismos para alcanzarlos, así como herramientas para evaluar el proceso.
Agregó que el Senado no puede ser omiso por lo que en la comparecencia del secretario de Relaciones Exteriores espera que más allá de la numeraria que presentará, José Antonio Meade explique cuáles son las posturas que México defiende dentro del contexto internacional.
Puntualizó que la participación de México en Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU puede ser un buen inicio para cerrar la brecha entre la postura y la acción, pero hay que pensar cómo sujetar a las Fuerzas Armadas a estándares internacionales de evaluación que hable un compromiso del Estado mexicano para procurar hacer las cosas de manera diferente.