*Lamentable que Peña Nieto haya denostado al Inegi
Nosotros tenemos una responsabilidad de confrontar nuestra ideas y me parece que todos ganamos cuando confrontamos las ideas.
Primero, este país en el trascurso de los años nos hemos dado algunas instituciones a las cuales les otorgamos autonomía y que son indispensables respetar en esa autonomía, una de ellas es el Banco de México, otra es el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el Inegi.
El Inegi tiene la facultad, la atribución, la obligación de llevar las estadísticas y las mediciones de desempeño prácticamente de todos los ámbitos de la vida económica y geográfica del país.
Hace algunos años, por ejemplo la inflación, el Índice Nacional de Precios al Consumidor le correspondía al Banco de México llevarlo, hoy le corresponde al Inegi, se trata de tener un órgano autónomo que sea el que mide el desempeño de la inflación, por ejemplo, y poder tener números ciertos de cuales confiarnos.
Es verdaderamente lamentable y de resaltar que incluso el propio Presidente de la República haya denostado la información que da el Inegi, como una información catastrófica, es simplemente una información objetiva, y me parece que en este país tenemos que respetar esa autonomía al mismo que la del Banco de México.
Segundo, el hecho de que se necesiten hacer ajustes al crecimiento del Producto Interno Bruto no es solamente para inyectar pesimismo o para inyectar optimismo.
Si fuera a la baja o a la alza, es porque de ahí se derivan consecuencias, por ejemplo, el ajuste que la Secretaría de Hacienda ha hecho al pronóstico del crecimiento del Producto Interno Bruto implica que la estimación de ingresos de impuestos va a bajar en 18 mil millones de pesos.
Y eso deriva en una conclusión se va a pedir 18 mil millones de pesos más de deuda, en un año el Congreso autorizó, con el voto en contra de nosotros, un endeudamiento neto del 4.2 por ciento del Producto Interno Bruto, de 700 mil millones, que es la deuda más alta contratada desde el año de 1989.
Hace 25 años no se contrataba una deuda de ese tamaño y ahora baja la expectativa de generar ingresos y tenemos la disyuntiva, el gobierno tiene la disyuntiva de qué hacer, venir al Congreso, solicitar más deuda o reducir los gastos. Me parece que la respuesta debía ser obvia.
No se trata simplemente de cambiar las estadísticas, se trata de que ahí derivan consecuencias y es malo, nadie quisiera en este país que la economía baje, que el pronóstico de la economía baje, no es que queramos, tiene consecuencias y lo que queremos es dialogar para también atender las causas que han generado esta baja.