Por Leticia Puente Beresford
Nueva York octubre 2015. Traen el dolor en la respiración. Las lágrimas les brotan a cada momento. Su sufrimiento es tal, que su único objetivo es encontrar a sus hijos. Encontrarlos, sí, y vivos.
Cinco de las madres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala que llegaron a esta ciudad con el firme propósito de encontrarse con el Papa Francisco, quien por razones de seguridad no llego a la iglesia Sain Peter, insistirán en que el pontífice las reciba, de ser posible en la propia Roma.
Las cinco madres que llegaron a este país, como representantes de la Asamblea de los 43, integrada por los padres y madres de los jóvenes, son: Angélica González González, madre de José Ángel Navarrete; Hilda Hernández Rivera; madre César Manuel González; Hilda Legideño Vargas; madre de Jorge Antonio Tizapa; Blanca Luz Nava Vélez, madre de Jorge Álvarez Nava, y Luz María Telumbre, madre de Christián Alfonso Rodríguez.
Los integrantes de la Brigada al Servicio de la Justicia y la Paz, así como los simpatizantes y feligreses, les dijeron que no están solas, ni locas. Las acompañaron dos niños, sobrevivientes de la tragedia impune de la guardería ABC, ocurrida en 2009 en Sonora: Héctor Robles, con su mamá Adriana Villegas. y César Díaz, con su mamá Fabiola Lucero. También estaban las madres que perdieron a sus hijos en la misma guardería, Julia Escalante y Diana Ramos, así como la Hermana Engracia Robles, representante de la Iniciativa Kino para la Frontera. Y junto a ellas, también la niña Jersey Vargas, quien acudió hasta al Vaticano al principio del pontificado de este Papa, para pedirle que no deportaran a sus padres; iba a agradecerle su intervención.
Sumadas a las madres de Ayotinapa estaban también Alicia Ramírez, luchadora por la libertad de los autodefensas legítimos; José Luis Ávila, esposo de Nestora Salgado, y Tito Quiroz, Premio Nacional de la Juventud 2015, quien hace unas semanas le regaló un Biblia al presidente Enrique Peña Nieto.
Hilda Legideño Varga, madre de Jorge Antonio Tizapa Legideño, detenido y desparecido la noche del 16 de septiembre de 2014 por fuerzas del Estado mexicano en Iguala, Guerrero, pidió al Papa que interceda para que sus hijos aparezcan. "Hemos caminado 12 meses en búsqueda de nuestros hijos. El gobierno dice puras mentiras. Hay mucho dolor, nosotros hemos vivido todo esto. Es tan grande el dolor de nosotros de no saber donde están".
"Nosotros, agregó Hilda, somos 43 compañeros que no sabíamos de esta vivencia tan fea que estamos pasando ahorita, en la cual día a día nos consume el no saber de nuestros hijos, de cómo están, si tomarán agua o comerán pan".
"Nosotros a veces no dormimos. Nos tiran de a locas, nos tiran de personas que provocamos alternaciones en la ciudadanía y todo porque le pedimos a nuestros gobernantes que nos entreguen a nuestros hijos".
Explicó que están en Estados Unidos para encontrarse con el Papa, que las pudiera escuchar, que fuera un guía y un apoyo, "como fieles que somos nosotros del catolicismo y creyentes, que es lo que nos mantiene en pie".
"Será que él nos escuchará y nos dé un poquito de esa paz que necesitamos. Es que ya no la tenemos". Queremos que "él, como padre, sepa de nuestro dolor que estamos viviendo. Y ojalá y lo logremos. Por nuestros hijos haremos esto y mucho más. No descansaremos hasta encontrarlos".
"No están solas", fue lo que afirmaron todas y todos los presentes a las representantes de la Asamblea de los 43.