Con 55 votos a favor y 47 en contra, el Senado de la República ratificó el Acuerdo de Integración Comercial entre México y Perú, suscrito en la Ciudad de Lima, el 6 de abril de 2011.
El grupo parlamentario de Acción Nacional propuso el voto particular al dictamen, con el objetivo de avalar el tratado debido a que en la propuesta original de las comisiones dictaminadoras se planteaba no ratificar el convenio comercial con el país andino.
La figura del voto particular se establece en los artículos 207 y 208 del Reglamento del Senado de la República y constituye “la expresión de las minorías de una o más comisiones dictaminadoras, o de uno o varios de sus integrantes, en sentido diverso al dictamen suscrito por la mayoría”.
Además, de acuerdo al ordenamiento, un voto particular puede referirse a la totalidad del dictamen o sólo a una de sus partes.
En el documento presentado, la bancada del PAN difiere de las conclusiones del dictamen, en el sentido de que el Acuerdo de Integración Comercial no sea aprobado.
Argumentaron que la no aprobación del tratado podría considerarse una señal incongruente con el deseo de integración de nuestro país con la economía latinoamericana.
Además, mencionaron, no permitiría fortalecer los estrechos lazos de amistad que han caracterizado las relaciones entre nuestros países, “poniendo en riesgo también los actuales mecanismos de integración y de exportaciones preferenciales de México hacía Perú”.
Por tanto, “no podemos quedar al margen en esta negociación a nivel mundial, pues nuestros principales socios comerciales están liberalizando sus mercados hacia terceros países, lo que se convertiría, sin duda, en un obstáculo al crecimiento de nuestro comercio exterior”, subrayaron.
Cabe destacar que el dictamen original de las comisiones de Relaciones Exteriores, América Latina y el Caribe, y de Comercio y Fomento Industrial, que proponía no avalar el Acuerdo, fue rechazado con 55 votos en contra, 47 a favor y una abstención.
En el documento no aprobado se explicaba que no era conveniente ratificar el Acuerdo, debido a que el Ejecutivo federal no logró un convenio con los productores mexicanos sensibles al tratado.
Argumentaba que si bien es cierto que el tratado representa un balance positivo para diversos sectores de la economía mexicana, también “resultaría perjudicial” para los denominados sectores sensibles, pertenecientes a la rama agropecuaria.
Al hablar a favor del Acuerdo, el senador panista Juan Bueno Torio dijo que con los apoyos ofrecidos por las dependencias del Ejecutivo federal a los productos sensibles “serán disminuidos sus efectos, por lo que el Acuerdo en su conjunto representará un balance sumamente positivo para México y su economía”.
Comentó que si se analizan las propuestas realizadas por la Secretaría de Economía y la SAGARPA, “es previsible que las mismas permitirían amortiguar los probables perjuicios a los sectores sensibles”.
“Estas y otras acciones comprometidas por el Ejecutivo, les darán oportunidad de enfrentar en condiciones favorables esta apertura y, en general, tener mayores posibilidades de mejorar su productividad y competitividad”, aseguró.
Por su parte, el senador Ricardo García Cervantes reconoció que en todos los tratados que ha firmado México hay sectores vulnerables, es decir “algunos se benefician y otros que se ven claramente afectados”.
Por ello, consideró que es en el ámbito de la política interna en donde debe suplirse, mitigarse o superarse las circunstancias en las cuales quedan los sectores vulnerables o los productos afectados.
Al anunciar el voto del PRI en contra, el senador Heladio Ramírez López advirtió que de aprobarse dicho tratado, el daño al sector agropecuario sería amplio.
Lo anterior, ya que los productos sensibles representan el 30 por ciento del Producto Interno Bruto Agroalimentario y Pesquero Nacional y abarcan 2.9 millones de hectáreas, es decir el 13 por ciento de la superficie sembrada en México.
Indicó que esos productos de "alta sensibilidad social” a un tratado con Perú son el frijol, chile, plátano, cebolla, aguacate, cítricos como la naranja, el limón y toronja, la uva, ajo, papa, mango, y el sector pesquero.
También en contra de la aprobación del convenio, el senador perredista Antonio Mejía Haro señaló que México es una de las economías más abiertas del mundo, y “sin embargo el balance ha sido deficitario”.
Refirió que nuestro país registra un déficit de más de 10 mil millones de dólares anuales, en el que el sector más desfavorecido es el campo mexicano, “ya que es usado como moneda de cambio en los tratados”.
En este sentido, indicó que el sector agropecuario tiene un déficit promedio de 6 mil millones de dólares en la balanza comercial agroalimentaria.
En pro del tratado comercial, el senador Arturo Escobar y Vega, del PVEM, externó que México no puede mantener posiciones aisladas o arcaicas para buscar que la globalización no beneficie a los sectores productivos del país.
“Efectivamente hay cuestionamientos sobre lo que pudiera impactar en el sector agropecuario por este tratado pero hay que ver cosas que son absolutamente positivas en la suscripción de éste”, apuntó.
También a favor, el senador perredista Graco Ramírez Garrido Abreu dijo que el tratado “podrá estar mal negociado en algunos aspectos y quizá haya existido arrogancia por parte del Ejecutivo para no atender algunos planteamientos de quienes son los afectados”.
Sin embargo, recalcó, expresar que no queremos plantearnos una integración con América Latina “me parece un pésimo mensaje”.