¿Cuál máxima seguridad?
El astuto narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, se fugó la noche del sábado del penal de “alta seguridad” localizado en Almoloya de Juárez, Estado de México, con obvia colaboración de custodios y directivos del penal, porque sin ellos no hubiera sido posible evadirse de esa cárcel.
Como se sabe, es la segunda ocasión que este poderoso delincuente se evade de lo que en México llaman centros penitenciarios de “máxima seguridad”, pues el 19 de enero del 2001, apenas a 50 días de que tomó posesión el panista Vicente Fox Quesada como Presidente de la República, se fugó del reclusorio de Jalisco.
En esa ocasión resultó que 30 custodios y directivos del reclusorio que recibieron grandes cantidades de dinero para que se le facilitara salir en un contendor de ropa que transportaba un camión y esto quedó totalmente evidenciado durante las investigaciones que se realizaron entonces.
Por ello no es de sabios resumir que en esta ocasión “El Chapo” volvió a ejercer las presiones que acostumbran los capos cuando se encuentran tras las rejas, además de que disponen de enormes fortunas para comprar a cualquier elemento de seguridad, ya sea custodio o funcionario medio del sistema penitenciario.
Y como era de esperarse, la fuga de Joaquín Guzmán puso en alerta a todo el aparato gubernamental de México y Estados Unidos, porque saben que una vez libre el poderoso jefe de las drogas, su potencial económico les puede sacudir las finanzas si logra penetrar al sistema económico de las dos naciones.
En lo político, esta fuga desatará rudas acusaciones de legisladores y directivos partidistas, pues recuérdese que cuando “El Chapo” se fugó en el gobierno foxista, los priístas reclamaban en cuanta oportunidad tenían un repetitivo: “se les fugó el mafioso más importante del mundo”.
Bueno, pues ahora, en el gobierno del presidente priísta Enrique Peña Nieto, Joaquín Guzmán se vuelve a fugar, pero con una maniobra más espectacular y corrupta, y lo peor, con esa carga llegó en visita oficial a Francia, de donde tuvo que regresar de inmediato a su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para que encabece las investigaciones.
Es, pues, un asunto que seguirá generando muchas noticias, centradas, fundamentalmente, en desenmascarar a los custodios que colaboraron para esta fuga, las cantidades que recibieron de la gente del capo y lo más difícil, rastrear pistas para su posible localización.