El senador Víctor Hermosillo y Celada acusó que según el Plan Nacional de Desarrollo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto pretende alcanzar una cobertura de 40 por ciento en educación superior, “pero la realidad es que no están los elementos dispuestos para lograr este objetivo, pues hay en el país más de siete millones de jóvenes que no estudian ni trabajan”.
Indicó que en México la cobertura en nivel superior sólo alcanza 35 por ciento, mientras que en Chile llega a 74, en España a 86 y en Estados Unidos se ubica arriba del 90 por ciento. También, agregó, es preocupante que en nuestro país sólo 62 por ciento de los estudiantes universitarios concluyen su carrera.
Ante este escenario, el legislador consideró que se debe incrementar el gasto en las universidades públicas y ayudar con incentivos fiscales a las particulares que, desde la reforma fiscal de 2014, se han visto obligadas a limitar su oferta.
Puso como ejemplo que la Universidad Nacional Autónoma de México ejerce un presupuesto de 35 mil millones de pesos y gasta 100 mil pesos por cada estudiante, “dinero que pagan los contribuyentes”.
Y añadió: “Eso es muy importante para que los padres de familia que mandan a la Universidad Autónoma de México a sus hijos tengan esa conciencia, pero sobre todo, los estudiantes que están costando mucho dinero y que esperamos de ellos un resultado”.
Por su parte, el senador Juan Carlos Romero Hicks, presidente de la Comisión de Educación, señaló que se necesita un país que tenga unidad de visión y de propósito, para lograr que sus universidades trasciendan para atender el tema de la pobreza, de inseguridad, de economía, entre otros.
Ambos senadores hablaron en reunión de trabajo con académicos y ahí Jaime Valls Esponda, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), informó que este nivel de instrucción es impartido actualmente por más de tres mil instituciones públicas y particulares con distintos perfiles y misiones, las cuales ofrecen más de 31 mil programas educativos y atienden una matrícula de más de cuatro millones de estudiantes.
Por ello, dijo que este entramado requiere de un mecanismo de coordinación que garantice la viabilidad del sistema en el mediano y largo plazo, pues los actuales medios de regulación son insuficientes, pero con grandes potenciales de mejora para impulsar una nueva dinámica de crecimiento y pertinencia del sistema de educación superior
Hizo notar que el actual marco legal es impreciso, no responde a los cambios jurídicos, sociales, tecnológicos y globales que en los últimos años ha sufrido este nivel educativo, además de que no incluye la posibilidad de esquemas de financiamiento plurianual para las universidades públicas.
En su oportunidad, Rodrigo Guerra Botello, secretario general de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES), expresó su preocupación de que el bono demográfico se pierda y los jóvenes estén expuestos a los peligros de la inactividad, como las actividades ilícitas.
Dijo que esta preocupación debe ser un punto focal para que las instituciones públicas y particulares unan esfuerzos para aumentar la cobertura en educación superior, “tan sólo por razones sociales”. En este sentido, criticó que el marco fiscal en México parece utilizar a la educación como una fuente de ingresos tributarios, cuando no es así en ninguna parte del mundo.
A su vez, Héctor Arreola Soria, titular de la Coordinación General de Universidades Tecnológicas y Politécnicas de la SEP, aseguró que la cobertura en educación superior sigue constituyendo el principal reto; no obstante, informó que en el ciclo escolar 2014-2015 se atendió a más de 3.5 millones de alumnos en sistema escolarizado, lo que significó un incremento de 215 mil estudiantes más que al inicio de la administración.
Expresó que es necesario establecer mecanismos conjuntos de financiamiento, que permitan ampliar la cobertura, evitar la deserción y mejorar el desempeño del personal docente; se debe hacer un esfuerzo por fortalecer la capacidad y aprovechamiento del recurso público con mayor eficacia, eficiencia y la indispensable rendición de cuentas y transparencia.
Si queremos llevar a México a su máximo potencial, es necesario fortalecer la relación entre la industria y la academia, mediante modelos de educación dual y formación en la alternancia, así como brindar a los egresados las facilidades para iniciar una pronta vida laboral, enfatizó.
Luis Ernesto Derbez, rector de la Universidad de Las Américas Puebla, opinó que uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo y el nivel superior “es el fantasma de Vasconcelos”, quien estableció la visión de que el Estado debe llevar la dirección de la educación en el país.
Expresó que el problema de la cobertura no es por recursos sino la forma en que se utilizan, y criticó que la UNAM destine 100 mil pesos anuales por estudiante cuando hay más instituciones que tienen menos recursos y ofrecen educación con mayor calidad.
Mencionó que México ya perdió su bono demográfico, por lo que “tenemos que pensar muy en serio y es cómo agarro lo que ya tengo ahorita y lo preparo correctamente para el futuro”.
Felipe Martínez Rizzo, fundador del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), aseguró que hace falta una cirugía mayor al marco jurídico de la educación superior, ya que la ley de coordinación es totalmente obsoleta, “necesitamos una legislación bien elaborada y estructurada que resuelva los problemas de aquejan a este nivel educativo”.
En este sentido, dijo que el país requiere de una educación de calidad en todos sus niveles, que forme personas productivas que también puedan ser ciudadanos participativos e inclusivos, porque la educación superior tiene la responsabilidad de formar trabajadores altamente productivos.
Por ello, propuso la elaboración de una estructura en el sistema de educación superior de tipo “matricial”, que permita cruzar los subsistemas nacionales y estatales.
Juan Pardinas, director general del Instituto Mexicano para la Competitividad, advirtió que mientras las universidades públicas estén peleadas con la generación de utilidades y sigan viendo al mercado laboral como un problema posterior y de los egresados, se seguirá desvinculando a las universidades de la realidad.
La generación de utilidades, a través de la investigación financiada con dinero público, debe dejar de verse como “algo inmoral y perverso, porque de lo contrario el sistema educativo seguirá rezagándose”.
Subrayó que la tecnología, demografía y globalización, son las tres fuerzas que impactarán en los próximos años a la educación superior y el mercado laboral, por lo que es necesario hacer un pacto presupuestal para impulsar el bono demográfico, “porque un pupitre vacío en una universidad, nos debería ofender tanto como lo hace la corrupción”.
Juan Pablo Castaño, presidente nacional de Coparmex, manifestó la necesidad de impulsar una iniciativa que impulse la vinculación empresa-escuela, para generar las bases necesarias que permita que los jóvenes tengan las habilidades necesarias que fortalezcan su vida laboral, “para tener empresas sólidas, necesitamos carreras y universidades que formen jóvenes para la vida del mundo empresarial”.
Para David Noel Ramírez Padilla, rector del Tecnológico de Monterrey, si el rostro de México está golpeado y herido es porque “quizá no hemos sido lo suficientemente astutos para formar seres humanos íntegros” y se le da más hincapié a las competencias académicas.
Se nos olvida que las universidades deben formar seres humanos íntegros; las instituciones públicas y privadas nacieron para la sociedad y se deben a ella y hemos descuidado la formación integral de los jóvenes, descuidamos lo más importante, apuntó.
En su opinión, México sigue aferrado a espacios educativos que se generaron en el Siglo XIX, impartiendo clases o formando profesores del Siglo XX “y se nos olvida que estamos recibiendo universitarios del Siglo XXI”.
El secretario general de Virtual Educa de la Organización de Estados Americanos (OEA), José María Antón, dijo que es indispensable transformar la sociedad a través de la innovación de la educación, a fin de dar cumplimiento a los nuevos objetivos de desarrollo sustentable establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde la educación superior se ajuste a la conectividad.
Aseguró que las universidades deben adaptarse a la sociedad, los mercados y los contenidos, a través de la diversificación, porque carecer de conectividad significa tener educación de baja calidad, sin equidad, lo que evitaría impulsar la competitividad, la cual es la base del desarrollo
El director general del Instituto Politécnico Nacional, Enrique Fernández Fassnacht, expresó que es fundamental pasar de la creación de instituciones “pequeñas y atomizadas” por todo el país, a la instauración de universidades más grandes, a fin de resarcir el problema que representa la cobertura de la educación superior, porque hay una enorme cantidad de universidades de dudosa calidad.
Dijo que se le pone más atención al tema de la cobertura, que al de la calidad, porque los jóvenes deben tener la capacidad necesaria para que puedan conseguir un empleo, “ya que las universidades no son generadoras de ellos, pero sí de personas con la educación necesaria para conseguirlo”.