Desde hace poco más de ocho años que se viene documentando el tráfico de órganos en México y las diversas formas en que operan los grupos delictivos para adormecer a incautos que, luego de una noche de parranda, despiertan ya sin algunas de sus partes internas.
La historia reciente señala que el primero de abril del 2003, el entonces secretario de la Contraloría, Francisco Barrio Terrazas, denunció públicamente el tráfico de órganos que en esas fechas descubrió en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
En esa ocasión el funcionario reveló que médicos de la Unidad de Trasplantes Renales del Hospital La Raza exigían dinero a cambio de órganos y vendían medicamentos propiedad del Instituto.
Dos semanas después, un médico del hospital de urgencias de Xoco fue detenido por agentes federales por su probable responsabilidad en el tráfico de órganos humanos.
En ese entonces la Procuraduría General de la República aceptó por primera vez la existencia de un caso de este tipo e informó que desde tres años antes se le seguía la pista al responsable, al que se vinculó con el médico oftalmólogo Héctor Manuel Margeli Pérez, en la obtención ilegal de órganos de la vista, para realizar operaciones, sobre todo de córneas.
Las autoridades sospecharon entonces que el acusado también aprovechó su posición, ya que en el año 2000 fungía como encargado del banco de órganos del referido nosocomio.
Y más recientemente, el 23 noviembre del 2006, se conoció el caso de un joven que asistió a una fiesta donde ingirió bebidas embriagantes, hasta caer vencido por el efecto de las mismas.
El afectado reseñó a las autoridades que despertó totalmente desnudo en una tina de baño llena de cubos de hielo.Todavía sentía efectos de la droga y la cerveza, miró a su alrededor y estaba completamente solo.
Se miró el pecho y descubrió que tenía escrito con pintura de labios la leyenda "llame al hospital ya que usted va a morir"! Vio un teléfono cercano a la tina, así que llamó inmediatamente. Le explicó a la persona encargada de urgencias del hospital la situación en que estaba, que no sabía dónde se encontraba, que había tomado y porque estaba llamando.
La encargada le aconsejó que se saliera de la bañera y que se viera en el espejo. Se observó aparentemente normal, así que la operadora le dijo que se revisara la espalda. Al hacerlo descubrió dos ranuras de nueve pulgadas en la parte baja de la espalda.
La operadora le dijo que se metiera nuevamente a la tina y que mandaría un equipo de emergencia. Desgraciadamente, después de que lo examinaron en el hospital descubrieron lo que había pasado.
Le habían robado los riñones. Por esas fechas cada riñón tenía un valor de 10 mil dólares en el mercado negro (Él no sabía que esto existía).
Algunas deducciones de las autoridades que investigaron el caso, fue que la segunda fiesta era una farsa, la gente involucrada tenía conocimientos médicos y las drogas que le dieron no eran para nada divertidas.
El afectado fue internado en un hospital en de la ciudad de México, conectado a un sistema que lo mantuvo vivo en esperando de encontrar algún riñón compatible.
Desde entonces se supo de la existencia de una nueva mafia que procedente de Guadalajara y Monterrey y que operaba en las zon as de Naucalpan, Tlalnepantla y Ciudad Neza. Sus víctimas eran principalmente agentes que viajan por asuntos de trabajo (por ejemplo, comisionados).
Hay sospechas de que esta mafia bien organizada y bien financiada sigue operando, porque cuenta con personal altamente especializado.