Por Salvador Flores Llamas

El empresario Carlos Hank Rhon sonrió socarronamente al despedirse de Jesús Ortega, jefe nacional del PRD, cuando fue a ofrecerle la candidatura de la alianza PAN-PRD al gobierno  del Estado de México.

Cómo iba a aceptar si, además de que fue de biberón priísta, Ortega y socios se cansaron de denostar a su padre, el profesor Carlos Hank González, que amasó su enorme fortuna al amparo del poder.

Desesperados andan los “Chuchos” por encontrar candidato al Edomex: Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM les dijo no, porque él se alinea con López Obrador.

Declinaron también el empresario Fernando Martí y la señora Isabel Miranda de Wallace, que se han distinguido por su lucha a la impunidad tras el asesinato de sus respectivos hijos.

El “Chucho mayor” cabildeó entre los precandidatos priístas, a ver si le da el sí alguno de los que no resulten agraciados, pero todos le dieron la espalda para no malquistarse con Peña Nieto y perder la oportunidad de que los llame, si llega a Presidente de la República.

Están, pues, huérfanos de prospecto mexiquense los “Chuchos”, y contra la pared por el destape del Peje de Yeidckol Polevnsky Gurwitz, pues cuando hace 5 años también la lanzó López Obrador, prometió afiliarse al PRD, y les dio atole con el dedo: nunca lo hizo.

La tal senadora ni es perredista, ni desciende de los Ávila Camacho, ni es Yeidckol Polevnski, pues se llama Citlali Ibáñez Camacho, y es incondicional de Amlo.

En las mismas anda el PAN: huérfano de candidato. Josefina Vázquez Mota se cansa de decir nones, y Felipe Bravo Pena prefiere seguir de secretario particular de Calderón a correr una aventura, que desde luego está perdida, porque el Peje debilitó la posible alianza PAN-PRD al escindir la sedicente izquierda.

Al senador Ulises Ramírez, ex acalde de Tlalnepantla, se le queman las habas; mas en el mismo PAN lo cuestionan por sus dotes caciquiles.