Abelardo Ávila Curiel, investigador de la Dirección de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, de la Secretaría de Salud, advirtió que los programas de transferencia no mejoraron la calidad del acceso a los satisfactores básicos y han generado problemas de cuestión social.

Pero fue más crudo al señalar, en tono de denuncia contra la Sedesol, que estos programas alteraron el consumo de la población, “ya que permitieron financiar la obesidad al hacer llegar el refresco a los niños desnutridos y desplazar la lactancia materna”.

Señaló que entre 2006 y 2012 se tuvo un deterioro importante del estado de nutrición de la población menor de dos años en el medio rural y puntualizó que en la población en condiciones de extrema pobreza se tiene un millón 400 mil desnutridos sin acceso a una alimentación adecuada y con malas condiciones de vivienda.

Dijo que un análisis detallado de las estadísticas, revela “un México profundamente injusto, desigual y donde todavía no llegan los servicios de salud con calidad”.

Consideró que “no hemos generado un México de derechos de la infancia e inteligencia epidemiológica que permita disfrutar a esos niños e intervenir con focalización positiva y acceso pleno a los derechos”. 

En tanto, Robert Myers, investigador de la asociación civil “Hacia una Cultura Democrática”, estimó que falta articulación y una visión integral, así como fortalecer la disponibilidad y calidad de los programas. 

Resaltó que para introducir mayor equidad es necesario un sistema que rompa con la tradición histórica de enfatizar el vínculo solamente con condiciones  laborales en el sector formal.

Antonio Rizzoli, jefe de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo del Hospital infantil de México “Federico Gómez”, destacó la importancia de cuantificar el nivel de desarrollo de los niños. Ejemplificó que una forma es a través del cociente de desarrollo, es decir, “un niño de cuatro años que hace cosas como uno de tres, está 25 por ciento por debajo de su edad y ese cociente de desarrollo permite distinguir el nivel de desarrollo.  

Insistió en la necesidad de que una herramienta monitoree el desarrollo de los niños, “porque cada persona tiene derecho a alcanzar su máximo potencial y una evaluación sistemática permite igualdad en la oportunidad de detección y equidad para que los niños en riesgo reciban la atención necesaria y evaluar el impacto”.

Por ello, dijo, hay que intervenir temprano porque “con pequeñas acciones se pueden llegar a tener grandes impactos”.  

Este escenario de realidad social se dibujó enel Congreso Internacional “Invierte Temprano. Aportaciones para el Presupuesto Base Cero”, durante el Panel “Análisis situacional de la Primera Infancia en México”, donde Gabriel O´Shea Cuevas, comisionado nacional de Protección Social en Salud, de la secretaría federal del ramo, dijo que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las principales causas de muerte entre los menores de cinco años son la neumonía, las infecciones respiratorias altas, complicaciones por partos prematuros, asfixia perinatal y el paludismo, del cual el año pasado en México se tuvieron 499 casos.