Según el Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) en México hay más de 52 millones de pobres, 4 millones más de los que había en 2008.

El organismo asegura que 20 millones se encuentran en condiciones de pobreza alimentaria, más de 40 millones tienen algún grado de desnutrición, el 70 por ciento de los adolescentes mayores de 15 años se ven afectados por la obesidad y el sobrepeso, lo que genera un gasto al país en su sistema de atención médica de  más de 40 mil millones de pesos anualmente.

Aunado a lo anterior, la importación de alimentos supera el 54 por ciento del consumo nacional, lo que implica un costo superior a los 19 mil millones de dólares al año.

Sólo en maíz se compran 9 millones de toneladas, el 33 por ciento de nuestro consumo anual, mientras que las importaciones de carne superan los 10 mil millones de pesos.

La pobreza alimentaria es el problema socioeconómico más importante del país, teniendo su origen en la pérdida de más de la mitad del agua disponible en los últimos 60 años, en el rezago educativo que aún tienen 33 millones de mexicanos mayores de 15 años que no alcanzaron el nivel de secundaria. Pero el verdadero origen está en la ausencia de políticas públicas que atiendan este problema que lastima a 5.5 millones de familias.

Más de 19 millones de mexicanos viven con menos de un salario mínimo y 11 millones no registran ingresos. Además, el poder adquisitivo se ha deteriorado en más de 44 por ciento.

Se estima que tan sólo con producir alimentos en México para equilibrar la balanza comercial representaría generar 350 mil empleos; pero si se decidiera sustituir las importaciones tendríamos un horizonte de creación de empleos cercano a los 6 millones de ocupaciones.

A este panorama se esperan incrementos importantes en la tortilla y el pan, cárnicos, lácteos, verduras y frutas, si se suman los incrementos permanentes a gasolina, gas, diesel y electricidad el impacto es aún más negativo.