De 2000 a 2012, la pérdida económica por el impacto del cambio climático a nivel mundial fue de 1.7 billones de dólares y 2.9 mil millones de personas resultaron afectadas, afirmó Saber Hossain Choudhury, de Globe Bangladesh, en la Segunda Cumbre Mundial de Legisladores Globe International.
Destacó que 80 por ciento de las pérdidas se deben a eventos relacionados por el clima y se estima que para el 2030 el mundo necesitará 50 por ciento más agua, 50 por ciento más alimentos y 45 por ciento más energía, por lo que habrá un problema de sustentabilidad.
Según el Banco Mundial, continuó, por cada dólar que se gasta en desastres, 94 por ciento se utiliza después de que ocurren. Por ello, apuntó, se requiere legislar a fin de reducir los riesgos por desastres y no sólo dar asistencia. ¿Cómo hacerlo?, preguntó. “La intención es no esperar a qué suceda la catástrofe, sino prevenirla”, expresó.
Sostuvo que las tendencias climáticas del pasado “no pueden indicar lo que nos espera en el futuro”.
Durante la mesa “Adaptación y reducción de riesgos de desastre”, Hossain Choudhury precisó que tan sólo su país ha sufrido pérdidas cercanas a 6 millones de dólares y el fallecimiento de 500 mil personas en los últimos 10 años.
Comentó que en Bangladesh hay una importante alza en el nivel del mar, lo que pone en riesgo su seguridad alimentaria; sin embargo, subrayó, cuentan con cultivos resistentes al agua salina, además de que trabajan de forma constante en el dragado de ríos, aumentando su profundidad para, de esa forma, desalojar el agua y mantener a salvo las siembras.
Planteó la posibilidad de poder aprovechar los conocimientos que tienen las compañías aseguradoras sobre los pronósticos del cambio climático para poder ayudar en la prevención.
“El reto más importante es lograr la adaptación, la reducción de riesgos y el desarrollo sustentable”, sostuvo.
David W. Panuelo, de Globe Micronesia, mencionó que lo que se ha hecho en su país para luchar contra los desastres naturales ya no es eficaz y “tenemos que enfrentar manejo de riesgos”.
Consideró que los instrumentos internacionales no están avanzando como deberían para combatir el cambio climático; sin embargo, con en este encuentro se busca hacer todo lo posible para tener una legislación que pueda acelerar las acciones en el combate a este fenómeno, afirmó.
Explicó que una buena legislación contra el cambio climático debe tener un buen diseño, es decir, algo que responda a las necesidades globales, basarse en normas internacionales, ser flexible y realista. Asimismo, tener el apoyo político de los parlamentos y el Poder Ejecutivo.
Subrayó que el respaldo también debe provenir de organismos internacionales y tener un buen proceso de seguimiento de las legislaciones, es decir, los parlamentos tienen que ejercer sus funciones de supervisión para que los programas nacionales se instrumenten a nivel Ejecutivo.
Pidió a los legisladores que al regresar a sus países lleven a cabo las lecciones aprendidas para que colectivamente se pueda combatir y luchar contra los efectos del cambio climático.
La chilena Andrea Molina aseguró que su país cuenta con poca y débil legislación en materia ambiental; “carecemos de normas sobre agua, aire y suelo”, admitió.
“Si hubiésemos tenido leyes como la de las termoeléctricas hace 20 años, no estaríamos tan contaminados como lo estamos ahora”, señaló.
Agregó que si no se le ponen recursos a estas herramientas legislativas, no podrá darse solución a los problemas ambientales y “se originará un círculo vicioso”.
Subrayó que, en gran parte, el crecimiento de muchos países es a costa del medio ambiente y del uso de combustibles fósiles.
Al respecto, las representaciones de Ghana, Islas Marshall, Kenia, Filipinas y Micronesia, resaltaron que se debe dar más importancia a los presupuestos para prevenir los desastres naturales, los cuales se han incrementado en los últimos años ante el cambio climático.
Coincidieron en trabajar de manera conjunta para encontrar una solución que salve al mundo y en especial a las pequeñas islas que sufren mayormente los efectos del fenómeno climático.
Plantearon impulsar la implementación de microseguros alimenticios, para garantizar el acceso de nutrientes a las familias que son víctimas de desastres naturales.