Cuando la familia Bracamontes Baz se autovendió la empresa Editoriales de México para evitar el pago de los impuestos que arrastra desde hace más de 20 años, utilizó el recurso de las outsourcing para simular la creación de una cooperativa con el nombre de Recuma…
Pero luego se volvió a autovender esa “cooperativa” y le puso el nombre de DDM, empresa que sigue elaborando el producto periodístico que se llama Diario de México, empresa con la que logró enorme fortuna que ahora se refleja en otros redituables negocios establecidos en el Distrito Federal, Morelos y Nueva York, Estados Unidos… Así condenó, a lo largo de los años, a decenas de trabajadores a sufrir una vejez indigna, porque a la gran mayoría de ellos no les pagó el Infonavit, el IMSS y el SAR, ante la complacencia de la Secretaría de Hacienda, el Seguro Social y la propia Presidencia de la República… Colaboradores cercanos a este clan de empresarios, comentan que Miguel Ángel Bracamontes Baz se dice muy amigo del presidente Felipe Caderón, por lo que no temen ninguna exigencia del gobierno federal para que cumpla con todo lo que el grupo Braca le debe al fisco… Es por eso que la reciente declaratoria de guerra contra los outsourcing que acaba de hacer el senador panista Jorge Ocejo Moreno, se percibió como una pose más de demagogia que ya caracteriza al Congreso federal… Y si no, al tiempo…