HÉCTOR TENORIO

El fraude electoral de 1988 fue un “golpe de estado técnico”. Así lo definió en aquel entonces Porfirio Muñoz Ledo.

Tenía razón. El fraude no sólo no permitió que el Presidente de la República fuera Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sino que facilitó que los mecanismos del poder se endurecieran.

Luego, con el aval de los Estados Unidos, se apuntaló el modelo neoliberal.

El resultado ahora está a la vista. Actualmente el sistema político mexicano es autoritario, elitista y con características presidencialistas.

La frágil legitimidad del Ejecutivo lo ha obligado a enfocar su atención en la guerra contra el narco, dejando en un segundo plano la transición.

Cárdenas Solórzano define que una transición democrática no es nada más un cambio en las prácticas electorales “Si estamos hablando de democracia y entendemos que el valor principal de la democracia es la igualdad, pues el país ha crecido en desigualdad”.

En estas circunstanciaslos partidos políticos declarados como entidades de interés público, ahora están convertidos en conductores monopólicos de la participación ciudadana y en gigantescas maquinarias de poder. Pequeñas oligarquías dirigen a los institutos políticos y disponen de cuantiosos fondos de origen desconocido. Los intereses particulares de los políticos están por encima de los intereses de la población.

No es suficiente con que exista un pluralismo político, cuyo término indica una diversificación del poder basado en la pluralidad de grupo que son, a la vez, independientes y no exclusivos. Por tanto, según Giovanni Sartori, este hecho convierte a los partidos políticos en partes.

Y esas partes que llamamos partidos se han formado, históricamente, en virtud de ese supuesto. El pluralismo y los partidos, idealmente, han nacido en un mismo parto.

El sufragio universalno tiene por sí mismo la virtud de ser el único medio válido de expresión de la voluntad de la nación, remárquese que es de la nación y no del pueblo. Hemos funcionado con una ley de partidos políticos que desprecia la soberanía popular.  

¿Deberíamos  esperar que este tema fuera un eje temático en la  contienda del 2012? Sin embargo, nada parece indicar que así será. El tema de las campañas será como finalizar la guerra. Los gobiernos panistas y priístas han ido propiciando más tensiones sociales y políticas.  

¿Qué ha hecho el  Partido de la Revolución Democrática (PRD)?   Al aliarse con Acción Nacional (PAN),  dejó de contribuir a enderezar el rumbo. La cúpula perredista dio  la espalda a sus principios establecidos en sus estatutos: la lucha sin escrúpulos por los puestos ha hecho una burocracia corrupta e ineficiente.

No existe diferencia con los demás partidos, la izquierda ha decidido ser pragmática en la búsqueda del poder sin importar las consecuencias.

¿Cuántos años llevará construir un partido que represente a las mayorías de este país y no sólo a los intereses de una burocracia? ¿Cuántos años llevará construir un país donde sus gobernantes no lo desvalijen sino que contribuyan a su crecimiento?

Como ciudadanos debemos organizarnos para impulsar el nuevo régimen constitucional y electoral, donde la existencia de nuevas formas de agrupación política, entendidas como corrientes de opinión que prevalezcan por la calidad de sus miembros y la seriedad de sus planteamientos doctrinarios y prácticos.

La participación política es un derecho tan fundamental como la libertad y la igualdad, por consiguiente, no podemos despreciar la importancia de incidir en leyes políticas, por medio de la movilización de las masas, cuyo objetivo es recuperar la soberanía popular, que no reside en el pueblo, sino en la nación.