Por Guillermo Pimentel Balderas
El presidente de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto, Cruz Ramón Chavira Campos, anunció que las 64 Centrales de Abasto se suman a la Cruzada Nacional contra el Hambre propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto.
Pero al mismo tiempo denunció que hay alarmante desperdicio de alimentos en toda la cadena productiva de cereales, frutas, verduras, tubérculos y legumbres secas, de más de 18 millones de toneladas anuales y la existencia de 44 millones de personas del medio rural que no tienen acceso a los alimentos frescos ni de calidad nutricional.
El líder de la CONACCA, acompañado de Roberto Guadarrama Sistos, Asesor de la Confederación y, de Cecilia González Guzmán, Comisionada de la Comisión Latino-americana de Mercados de Abastecimiento, propuso al Jefe del Ejecutivo Federal la firma de un Pacto Alimentario y un Plan Nacional para la Reducción de Mermas de Alimentos.
Ramón Chavira, sostuvo que el éxito de la Cruzada nacional contra el Hambre, sólo será posible con la participación de todos sectores involucrados en cada una de las fases de la Cadena Alimentaria, es decir, organizaciones y representantes de productores, transportistas, industriales, mayoristas y detallistas a través de mesas de trabajo encabezadas por el Gobierno Federal.
El dirigente de las centrales de abasto a nivel nacional calificó de escandalosas las cifras que hablan de la existencia de 21.8 millones de mexicanos en pobreza alimentaria y que 44 millones de personas del medio rural no tengan acceso a alimentos frescos ni de calidad nutricional.
Especificó que es más alarmante esta situación si consideramos que las mermas actuales en alimentos (conservadoramente del orden del 10 al 15%), bien podrían erradicar la pobreza alimentaria de nuestro país.
Por ello, dijo, hace falta definir las estrategias para reducirlas por parte del Gobierno Federal y constatar que los alimentos lleguen a quienes más los necesitan.
“Cifras oficiales muestran que la producción agrícola total se coloca en 144 millones 457 mil 393 toneladas; sin embargo, a través de las fases de acopio, carga y descarga, transporte, industria, comercio mayorista, comercio minorista y consumo, las mermas anuales totales en cereales, frutas, verduras, tubérculos y legumbres secas, suman 18 millones 370 mil 772 toneladas, o sea un 12.7%. En términos económicos la cifra estimada es de 79 mil 695 millones de pesos”, detalló
Ramón Chavira Campos destacó que lo que más se produce en nuestro campo son frutas con 73 millones 243 mil 489 toneladas anuales y el mayor índice de mermas también se presenta en este rubro con 11 millones 609 mil 971 toneladas anuales.
Sin embargo, señaló que se debe reconocer que desgraciadamente las mayores pérdidas se registran en las fases del Acopio (2 millones 197 mil 305 toneladas), Comercio Mayorista (2 millones 729 mil 659 toneladas) y el Comercio Detallista (2 millones 620 mil 473 toneladas). “Las mermas de frutas en estas tres fases suman 7 millones 547 mil 437 toneladas anuales”, indicó.
Luego, explicó que entre las principales causas que ocasionan las altas mermas en alimentos, están la inadecuada forma de transportar los alimentos (a granel), la falta de empaques adecuados, la falta de redes de frío para frutas y legumbres, carencia de estándares para clasificar la calidad, la poca cultura para la donación de alimentos y la ausencia de sistemas de información de mercados en tiempo real, entre otras.
Por lo anterior, el líder de CONACCA consideró que la convocatoria para emprender una Cruzada Nacional contra el Hambre que lanzó el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, es importante y oportuna, para que de manera concreta se lleven alimentos a los grupos sociales que más los necesitan.
“De ahí que, continuó, aun cuando las 64 Centrales de Abasto del país son cofundadoras y las mayores donadoras de alimentos perecederos hacia los 65 Bancos de Alimentos en todo el país, estimamos que las donaciones todavía son bajas, apenas del 5%”, apuntó.
Para CONACCA, dijo, es importante fomentar una cultura de la donación de alimentos y a su vez atacar directamente a las causas que provocan los altísimos índices de mermas.
Las propuestas son concretas: “que los sectores involucrados en cada una de las fases de la cadena alimentaria es decir, organizaciones y representantes de productores, transportistas, industriales, mayoristas y detallistas, realicemos mesas de trabajo encabezadas por el Gobierno Federal, con miras a establecer un Pacto Alimentario que tenga como objetivo general la reducción paulatina y sostenida de las mermas en alimentos. Sabemos que si nos lo proponemos, podemos reducir el total de desperdicios alimentarios a un ritmo del 10% anual”.
Aseguró que lo anterior significa que el índice de mermas en alimentos agrícolas, pasarían de 18 millones 370 mil 772 toneladas a 9 millones 762 mil 982 toneladas en los próximos 6 años. En términos económicos, pasaríamos de 79 mil 695 millones de pesos a 42 mil 352 millones de pesos en mermas anuales, aproximadamente.
Garantizó que cuando se vea al problema alimentario de México como algo sistémico y se valore la gravedad, las mesas de trabajo y el Pacto Alimentario que proponemos darían como resultado un Plan Nacional para la Reducción de Mermas de Alimentos, tanto para el sector alimentario como para cada una de sus fases y sectores involucrados.
Dicho Plan Nacional para la Reducción de Mermas de Alimentos insistió, debe contemplar el impulso a la agricultura, ampliación de áreas de riego, agricultura programada, cultivos alternos, capacitación a productores, centros logísticos de acopio alimentario, cadenas de frío, centros logísticos de distribución alimentaria, mejoras en el transporte (cajas y envases, frigorífico), capacitación a transportistas, rescate y modernización de la Red Nacional de Centrales de Abasto y Comercios Tradicionales de Venta al Detalle, así como capacitación a comerciantes y locatarios, entre otros temas.
Para los consumidores, el Plan Nacional para la Reducción de Mermas de Alimentos, debe contemplar la difusión de campañas de concientización, tanto para el aprovechamiento racional de los alimentos, reducción de desperdicios y la formación de una cultura para una alimentación suficiente, sana y precio accesible para toda la población. Todo esto, complementado con las actividades físicas y deportivas, concluyó.