“Las ciencias sociales juegan un papel muy importante en la investigación de los impactos y las soluciones del cambio climático. En México hay muy pocos científicos haciendo intersecciones entre lo social y lo natural, aunque existen oportunidades enormes al respecto pues ni siquiera sabemos cuánto nos va a afectar el aumento de 2°C de la temperatura en el país”, comentó el doctor Carlos Gay, coordinador general del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM.
La mesa redonda “El futuro de la investigación en medio ambiente en México”, en el marco del programa Hacia dónde va la ciencia en México que organiza la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República contó con la participación de especialistas que coincidieron en que la investigación debe centrarse en los impactos del calentamiento global en el país.
Más allá de reducir los impactos del cambio climático, que tienen que ver con la creación de tecnologías verdes, optimizar el uso de los recursos naturales, o de adaptarse al fenómeno como desarrollar un programa de ordenamiento territorial para evitar asentamientos en zonas vulnerables, se tienen que analizar otros factores como proteger los derechos humanos de la población y hacer modelos de planeación estratégica.
El doctor Benjamín Ortiz de la Universidad Iberoamericana de Puebla estudia la ética en la investigación sobre el cambio climático, un tema poco explorado pero de gran importancia pues la población más afectada es la que menos ha contribuido al fenómeno: los pueblos indígenas y las personas de escasos recursos. Ortiz considera que algunas soluciones tienen que ver con la recuperación de los valores del conocimiento local para desarrollar de manera conjunta estrategias de adaptación, área conocida como etnoecología.
“Nos encontramos ante el agotamiento del modelo económico neoliberal que atenta contra la convivencia humana digna y el desarrollo sustentable de los ecosistemas a nivel mundial. El cambio climático se puede estudiar prácticamente en tiempo real y los seres humanos somos actores en la problemática desde perspectivas como la migración, la pobreza, la exclusión, el bajo rendimiento de los cultivos y la dependencia tecnológica”.
El doctor Carlos Chávez, integrante del Programa de Energía de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, abordó la problemática del transporte urbano, pues se estima que para 2050 el 80% de los mexicanos vivirán en zonas urbanas y será prioritario contar con medios óptimos para trasladarse. Actualmente un vehículo circula en promedio a 10 km/hr en el Distrito Federal y contamina 30% más que uno que circula a 30 km/hr.
El investigador enumeró los retos sobre el tema de transporte eficiente: “Hay que mejorar las tecnologías enfocadas a los vehículos, el transporte público tiene que ser de alta capacidad, eficiencia, seguro, poco contaminante, cómodo y accesible; se debe mejorar la calidad del combustible, un coche híbrido es el doble de eficiente que uno que sólo usa gasolina; se debe evitar o reducir el número de viajes e incentivar el uso de otros medios de transporte”.
Por su parte, la doctora Ana Cecilia Conde, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, habló de las áreas de oportunidad en la investigación sobre el cambio climático, como analizar si realmente se están produciendo modificaciones en la temperatura en ciertas regiones del país y si estos cambios biofísicos están llevando a adaptaciones espontáneas en la siembra, en grupos humanos y en las especies.
Para poder desarrollar políticas públicas que vayan encaminadas a la adaptación y mitigación del calentamiento global es necesario contar con investigaciones científicamente verificables, por lo que la expectativa es que con los resultados de la consulta de la Agenda Ciudadana de Ciencia, Tecnología e Innovación y con documentos obligatorios como la Ley General de Cambio Climático se incrementen los estudios que dan certeza sobre la situación en la que se encuentra México.