La Dirección General de Servicios de Documentación, Información y Análisis (DGSDIA) de la Cámara de Diputados reveló que de 1993 al 2011, los ingresos totales de las entidades federativas pasaron de 82 mil 055.5, a un billón 366 mil 158.0 millones de pesos (mdp).
Mencionó que durante este periodo, en promedio, las transferencias provenientes de la Federación representaron el 73.34 por ciento de los ingresos totales; los propios tributarios y no tributarios fueron equivalentes al 19.60 por ciento, y el endeudamiento representó el 4.06 por ciento.
En el documento “La deuda pública de las entidades federativas explicada desde la perspectiva del federalismo fiscal mexicano”, indicó que de 1993 al 2011, la dependencia financiera de los estados del país promedió 76.34 por ciento.
Tal indicador, abundó, era equivalente al 55.45 por ciento en 1993, lo que significa que de los ingresos totales de las entidades federativas, menos del 50 por ciento provenían de los montos propios y del endeudamiento, y más de la mitad procedía de la autoridad central, vía transferencias.
Para el año 2010, detalló, la dependencia fue del 78.85 por ciento, lo que implica que de cada cien pesos que obtenían las entidades federativas, casi 79 pesos provenían de la Federación.
La DGSDIA subrayó que en ese año, Tabasco fue el estado que tuvo la tasa de dependencia financiera más alta con el 95.28 por ciento, es decir, únicamente el 4.78 por ciento de su gasto público se financia con ingresos propios, seguido por: Durango (94.37%), Colima (92.47%), Aguascalientes (91.63%) y Guerrero (91.26%).
Por el contrario, nueve entidades tuvieron un índice por debajo de la media nacional. Coahuila fue el más autosuficiente, porque el 49.81 por ciento de su gasto público se cubrió con ingresos propios, su tasa de dependencia fue del 50.19 por ciento. Le sigue: el Distrito Federal (56.53%), Quintana Roo (61.06%), Veracruz (68.88%) y Nuevo León (71.61%).
Resaltó que el incremento del endeudamiento público de las entidades federativas encuentra su explicación en una marcada dependencia financiera, porque las transferencias condicionadas y las que no lo son han aumentado en una menor proporción que la ampliación del gasto público de las haciendas locales.
Detalló que en pesos corrientes, el saldo acumulado de la deuda pública de los estados y del Distrito Federal pasó de 18 mil 278.2 mdp en 1993 a 390 mil 777.5 mdp al cierre del 2011.
La evolución de esta deuda pública como proporción de la actividad económica pasó del 1.5 al 2.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Para el periodo de 1994 al 2011 pasó del 64.5 a casi 80 por ciento, con respecto a las participaciones federales.
La Dirección General de Servicios de Documentación, Información y Análisis mencionó que en el 2011 el Distrito Federal fue la administración local más endeudada, cuyo monto asciende a 56 mil 232.2 mdp. Le siguieron Nuevo León, con 38 mil 590.5 mdp; Estado de México, con 38 mil 195.9 mdp; Coahuila, con 36 mil 509.6 mdp, y Veracruz, con 27 mil 938.1 mdp.
Sin embargo, cuando este endeudamiento se estima como proporción de la actividad económica, Coahuila es el estado que tiene el mayor endeudamiento como proporción del PIB, ya que representa el 8.45 por ciento. Le siguen Nayarit, con el 6.77%; Quintana Roo, con el 6.71%; Chiapas, con el 5.62, y Michoacán, con el 4.54%.
Añadió que los estados cuyas haciendas locales tienen altos riesgos financieros porque el monto acumulado de su deuda es superior a las participaciones que reciben de la Federación, son Coahuila, que representa el 304.56 por ciento; Quintana Roo, el 204.23 por ciento; Nuevo León, el 165.85 por ciento; Chihuahua, el 118.39 por ciento, y Nayarit, que asciende a 111.83 por ciento.
Subrayó que cinco entidades tienen el cien por ciento de su deuda garantizada con participaciones federales: Sonora, Sinaloa, Querétaro, Distrito Federal y Coahuila.
Asimismo, la deuda de once estados está garantizada con más del 90 por ciento de sus participaciones: Hidalgo, Colima, Morelos, Yucatán, Veracruz, Baja California, San Luis Potosí, Jalisco, Aguascalientes, Guerrero y Quintana Roo.
Enfatizó que un rasgo del federalismo fiscal en México, es la alta dependencia financiera que las haciendas locales tienen de las transferencias provenientes del gobierno federal.