Los fenómenos naturales como tsunamis, sismos, deslizamientos de laderas, entre muchos otros, siempre han existido. Se convierten en una amenaza cuando pueden afectar potencialmente a una población, generando condiciones de riesgo latentes y sociedades vulnerables. Pero cuando el riesgo se materializa, se producen los desastres, que no son, desde esta perspectiva, únicamente manifestaciones naturales, explicó la doctora Irasema Alcántara Ayala.
“Con el tiempo y sobre todo con las contribuciones de científicos sociales, como los que trabajan en las áreas de geografía, sociología, antropología y psicología, se ha entendido que los riesgos son procesos de construcción social, y que en función de cómo está organizada la sociedad, cuáles son sus debilidades y fortalezas, se puede determinar su vulnerabilidad al impacto de esas amenazas”, añadió la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Por lo anterior, dijo la investigadora del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los desastres deben observarse desde una gestión integral, que implica a los diferentes actores, desde los gobiernos en sus diferentes niveles, la comunidad científica y la sociedad en su conjunto.
“Los deslizamientos –precisó Alcántara Ayala- son un claro ejemplo de esto, ya que son la única amenaza que es producto de la combinación de la naturaleza con la parte humana. Aunque las laderas caen de manera natural ya sea por efecto de la gravedad, como consecuencia de la precipitación, de la sismicidad o por actividad volcánica; también puede haber deslizamientos cuando se construye una carretera o una vivienda, en donde se hace terraceo y se modifica la geometría de una ladera, y si no es en ese momento, eventualmente se va a caer”.
El Programa de Desastres del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU, por sus siglas en inglés) desarrolló una metodología denominada FORIN, (Investigaciones Forénsicas de Desastres) que busca entender los desastres desde un punto de vista histórico, social, político, cultural y, como amenaza, para entender cómo se construyen.
“FORIN busca transmitir a la población la importancia de conocer el ámbito en el que está viviendo y aprenda a convivir con los riesgos, que sepa valorar y ver cuál es el riesgo aceptable. El proyecto tiene el objetivo de fortalecer la integración de redes regionales vinculadas con los desastres, pero sobre todo, contemplando un cambio de paradigma en el área de investigación, en el sentido de hacer comprender a la gente que los desastres no son naturales”, sostuvo la investigadora.
Para entender esta problemática desde una perspectiva integral, Irasema Alcántara ha impulsado la organización del Curso-Taller Internacional de Investigaciones Forénsicas de Desastres relacionados con la concurrencia de Deslizamientos, a realizarse en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, en Tuxtla Guitérrez del 24 de junio al 5 de julio.
“Es parte de un proyecto que solicitamos a ICSU, a través de la Unión Geográfica Internacional, para poder fortalecer las relaciones entre especialistas en América Latina que se dedican al área de desastres, en particular nos estamos enfocando a la inestabilidad de laderas o deslizamientos de tierra. También nos apoyan la Academia Mexicana de Ciencias e ICSU-ROLAC, el Consorcio Internacional de Deslizamientos de Tierra, la UNAM, la Universidad de Florida, la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
La intención del taller es enseñar esta metodología para que aquellos que están involucrados en las áreas relacionadas con la gestión integral de riesgo de desastre sepan visualizar todos los elementos del desastre y no solo una parte.
Alcántara indicó que para este taller se espera la participación de jóvenes investigadores de toda América Latina, pero dijo que hay un especial interés por la presencia de los representantes de América Central, como Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, países que tienen muchos problemas de desastres asociados particularmente con deslizamientos de tierra y que no cuentan con suficientes expertos. Mencionó que como ejemplo de esto, en Honduras no hay más de cinco geólogos para todo el país.
La investigadora destacó que se hizo un estudio basado en FORIN con el tsunami ocurrido en Japón en el 2011, para entender qué es lo que había pasado. “En el mundo en general se tiene la visión de que los países ricos y poderosos nunca tienen desastres. Japón es el país con la mayor cultura en la prevención de desastres, sin embargo también es una sociedad vulnerable. Con el estudio se trató de entender cuáles fueron los huecos que tuvieron y reveló que había muchos y tenían que ver con aspectos de tipo cultural”.
Explicó que aunque Japón tiene sistemas de prevención como barreras físicas en las costas habitadas, no se había previsto el tamaño de las olas que se formaron, por lo que muchas de las zonas que se suponían resguardadas fueron rebasadas.