Los organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos constituyen una herramienta útil para contender con plagas y mejorar cultivos en el campo sin utilizar insecticidas ni fertilizantes contaminantes, afirmó Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito y fundador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
Durante tres décadas, los OGM han mostrado su eficiencia para crear medicamentos como la insulina sintética, el interferón y algunos anticoagulantes sanguíneos; además, por siglos se han usado para fabricar alimentos y bebidas como el queso y la cerveza, y más recientemente para mejorar la producción de huevo y vino, ejemplificó.
El universitario aclaró que no existen evidencias científicas de posibles daños a la salud y al medio ambiente debido a los transgénicos, que en cambio pueden considerarse de bajo riesgo, pues la integración de un gen de un organismo a otro ocurre en la naturaleza durante la transferencia horizontal, gracias a que todos los seres vivos compartimos dentro de nuestras células la estructura de la doble hélice del ADN, explicó en el auditorio A de la Facultad de Química (FQ).
Coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia de la República e integrante de El Colegio Nacional, Bolívar Zapata ofreció la conferencia Ciencia genómica, biotecnología y bioseguridad, organizada entre esa entidad y la FQ, donde cursó la licenciatura en Ingeniería Química y el doctorado en Bioquímica.
Actualmente, detalló, más de 134 millones de hectáreas son ocupadas en el cultivo de plantas transgénicas en 27 naciones y sus productos son consumidos por más de 300 millones de personas en más de 50 países.
“La polémica sobre su uso se centra, en especial, en el área agrícola, en su uso en semillas y plantas como el maíz, pero en las áreas de la salud y los alimentos han sido mucho más aceptados”, reconoció el científico galardonado con los premios Príncipe de Asturias 1991 y Nacional de Ciencias y Artes 1992.
Aunque hasta ahora no hay pruebas contundentes de daño por utilizarlos o consumirlos, existe una legislación mundial y nacional para regularlos que debe conservarse, añadió.
México es firmante del Protocolo de Cartagena, que establece el marco para el manejo transfronterizo para comercializar estos organismos y sus productos. Con base a este compromiso fue elaborada la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, para garantizar la protección de la salud humana, el medio ambiente, la diversidad biológica y la sanidad animal, vegetal y acuícola.
Uso responsable
Bolívar Zapata destacó que la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) publicó el libro Por un uso responsable de los organismos genéticamente modificados, con el objetivo de informar adecuadamente cuáles son las formas en que éstos se construyen, sus ventajas y posibles riesgos.
Coordinado por él, en el texto participan 20 expertos que presentan un conjunto de evidencias que sustentan científicamente la premisa de que estos organismos son creados a partir de procesos similares a los que ocurren en la naturaleza. Contiene más de 250 referencias que sustentan los diversos argumentos acerca de su bajo riesgo.
En las conclusiones de la publicación, disponible en http://www.amc.unam.mx/, el Comité de Biotecnología de la AMC realiza una serie de recomendaciones para el uso responsable adicionales al marco jurídico que rige en México, finalizó.